Tuesday, December 29, 2009

Rebelión


Nunca hubo canción más catártica. Nunca hubo mejor momento para usarla como espejo de un año extremo, seguro el más extremo de todos.

El concierto se dio en 2005, en el festival de Coachella, en Indio. Mi mutación se dio en 2009, en muchos lugares, en muy raras circunstancias.

Me convulsionó el año, pero quedé vivo y aún arqueo los ojos a mi estilo.

Que ya acabe, que ya inicie.



Every time you close your eyes
Lies, lies!
Every time you close your eyes
Lies, lies!
Every time you close your eyes
Lies, lies!

Friday, December 25, 2009

Filisteo a caballo


La cena de Navidad siempre es una cosa de sentidísima elegancia. Siempre diferente, siempre inusual.

Después de años, anoche volví a casa de mi madre a una cena navideña marcada por los tradicionales chistes de mi primo Charlie (debería cambiar su chamba y convertirse en Bananito para hacerle competencia a Platanito), por la sostenida pose de diva de mi querido hermanito mamador, Alex, por las risas de mi tío guanajuatense, Javis, y, para sorpresa de muchos, por el vestido tipo Juan El Bautista que sacó mi madre de una tienda de filisteos o apóstoles en pleno Siglo XXI (una onda como túnica, pero que se veía rara en combinación con las botas que usó, como tipo gladiador mamado). Era una onda entre Goliath y Barrabás.

Pero más allá de la narración meticulosa de una velada que reunió a Los Sánchez con todo y sus cachorros que ya de cachorros no tenemos ni aquella babita que no daba asco, lo interesante fue la "Operación Caballito" que, de golpe, inició en la madrugada por ocurrencia de alguno de los peregrinos guanajuatenses que conforman a mi familia materna y que querían rasparse la laringe con tequila.

Y el resultado fue: el primer caballito de tequila (de hidalgo) en los 54 años de vida de mi santa madre, con todo y su túnica de filisteo. Eso nos da un promedio raquítico de un caballito cada medio siglo. El chiste es que hizo una cara de pasita que, bueno, parecía que se estaba tragando un puñado de tachuelas. Creo que hasta se le olvidó organizar el arrullo del Niño Jesús a partir de ahí.

Y ya luego, cuando le quise sugerir su segundo caballazo de vidrio, se puso pantera y vociferó: "¡¡No, Luis, ya no van a tomar de esos más tequila!!. Una conjugación con gruñidito digna del borracho tipo AA (agresivo y atascado). Echó la flema en el regaño y bajó el arma, azotando el vasito en la mesa (¡como se brinda, carajo!). Dejó en claro que, a su edad, mi santa madre tiene todo para ser requete tequilera. Parecía Goliath parrandero antes de que David le pusiera en su madre.

Según sé, hoy viernes 25 de diciembre, doña Rocío ha ido a Misa a confesarse. No sé si por chupar o por los milenios que tardó en hacerle "arre" a los caballitos.

¡Viva la Navidad!, ¡viva Juan El Bautista!, ¡viva Goliath!, ¡viva Gladiador!, ¡viva mi madre, la güerita piernona!, ¡vivan los filisteos borrachos!

Thursday, December 17, 2009

Y un andar de no ser de acá


Tiene algo el track 7 de "La Lengua Popular" que Calamaro lanzó recientemente. Parece una melodía perezosa, pero no lo es. En todo caso, es la más melancólica de una fila de 10 que pude haber elegido.

Se titula "Cada una de tus cosas" y habla de sonrisas verticales, de andares de no ser de acá, de rumbas que no saben si son rumbas, de momentos, de eternidad, de pechitos inquietos, de vértigo, de todos los días y de todos los segundos.

Para un año frenético, trepidatorio e impensable, estos 3 minutos y 28 segundos parecen un bálsamo justo. Pienso en el fin de una tormenta y en la evocación de una posterior búsqueda de arándanos que resuelvan sed, hambre y sinsabores.

A veces ha sido duro ir detrás de Dios. Ahora, a mis 31, es chingón encontrármelo de modos diversos.

Agoniza el año y la seguiré escuchando todas las veces que sea necesario.

Sunday, December 6, 2009

Stacy Ann Ferguson


Sí, desde años atrás traigo un crush con ella.

Y es severo.

Thursday, December 3, 2009

Brassiere abajo


A veces la vida se pone loca y se quita el brassiere.

Y uno le mete mano y encuentra nubes con forma de jabalí, sabores a desamor y amores que calientan más que un horno.

Volcanes que dicen serlo, pero que no volverán a estallar, besos que jamás cuajarán y sonrisas que uno espera y que nunca llegarán. Parejas con la carne cruda para siempre y amores bien cocidos desde el primer flamazo. Otros... piden término medio.

Lagos sin rumbo trazado, amargura que se disfruta e inquietud que se agota. Gente que respira hasta el agua y otros que se ahogan suspirando. Tiburones que perdonan y mariposas que destazan. Colmillos que cobijan y caricias que mutilan. Gacelas que no quieren y tortugas que no pueden. Tragedias que hacen reír y fortunas que no impiden llorar.

De pronto, uno se topa con que el soplido en un dedo... excita más que una camiseta mojada.

Lo dicho. A veces la vida se pone loca y se quita el brassiere.

Y a veces... también la tanga.

Wednesday, November 25, 2009

Los asteroides del 2009


El influyente New Musical Express de Gran Bretaña, que es más o menos como mi biblia musical, está en plena época de recapitulaciones y listados que arrojan los mejores álbumes y canciones de la década que agoniza. Buena idea, aunque yo sólo me he quedado con este 2009 y su abundante manantial musical.

Más que discos, opté por dar mis 10 temas favoritos del año:

1. On The Esplanade. Julian Plenti
2. Growing Old Is Getting Old. Silversun Pickups
3. Skyscraper. Julian Plenti
4. Wrong. Depeche Mode
5. Undisclosed Desires. Muse
6. Time To Pretend. MGMT
7. In This Night And On This Evening. Editors (a punto de salir el disco)
8. Collect Call. Metric
9. Eet. Regina Spektor
10. The Letter. The Veils

La triunfadora del conteo la descubrí en el Mercury Lounge de Nueva York del modo más inesperado. El DJ del lugar la hizo sonar poco antes de que saliera la primera de cuatro bandas agendadas para la velada. Y desde entonces, me volví un frenético obsesivo en busca del disco de Julian Plenti.

Uno nunca sabe en qué momento aparecerá algo majestuoso y catártico.

Pero así fue.

Tuesday, November 17, 2009

El Terrible


Me tienes que seguir coacheando, patán. Aunque sea de lejos.

Eres el mejor.

Monday, November 9, 2009

Repulsión asesina


Ceci y yo basamos nuestra amistad pura en un principio elemental: repulsión mutua.

Y, así, con esa aversión cariñosa y leal, este par de mamíferos nos pusimos de acuerdo para ir al concierto sabatino de The Killers, previa escala en su casa para robar un poco de gel y una Coca. Mi amiga no es de conciertos, es más bien de fresez mal entendida y de cafecitos pirruris, pero no importa. En cuanto supo que estaría a pocos metros de Brandon "Flores", como que las glándulas sudoriparas se le pusieron saltonas y aceptó con gusto. Ofertón por ir a las sección de piso del Palacio de los Deportes y echarle malvavisco a las 6 canciones que conocía.

Llegamos a la cochinilla de cobre y muy pronto nos encontramos a Chanfle II, a Anaid, a Hadi y a otros miembros de la cuadrilla libanesa (esos que protagonizan la serie "La Hora de la Ceja"). Sin embargo, pronto nos sofocamos y decidí, junto con mi amiga, ir metros atrás, a un lado de la consola. Buena vista, barandal de por medio y menos riesgo de empujones. Y justo a las 10:09 PM, que se apagan las luces y que empezamos a brincar (para escribir el presente post le pedí a mi amiga que me dijera de qué color eran los tenis con los que pegó 780 brincos, y me sale con la mafufada fresoide de "Negros, marca Coach, por supuesto"). El "por supuesto" me ha hecho el día. Una obviedad digna de las fresas de Irapuato.

Decir que iniciar el show con "Human" es lo más palomero del mundo... queda corto. Flowers, un frontman en evolución, ha aprendido a ser tribunero. Y le funciona. Es el último de la banda en salir a escena, saluda en ese castellano de resortes flojos que estimula a las chavitas, brinca como diablito durante todo el recital, se avienta un par de rolas detrás del piano (Axl Rose y "November Rain" permanecen influyentes), incluye frecuentemente la palabra "México" en los estribillos, se sube en las bocinas, baja a los pasillos y pide que la gente lo toque, sabe exactamente en qué momento el contraluz lo mitifica y posa en consciencia plena de que lo que importa es su silueta. Por momentos, me recuerda a Bono, por momentos me hace temerle a la versión "Vegas" de Chris Martin, pero Flowers confesó en abril pasado a su ídolo y molde: "Before I ever thought of myself as a musician, I was personally affected by Depeche Mode and, particulary, by Dave Gahan. Some Great Reward and Songs of Faith and Devotion shaped me before I even wrote a song".

Clichés más, clichés menos (el lanzamiento de papelitos al final de "All These Things That I've Done" me recordó al festival Acapulco '94 cuando cerraba Mijares con "Soldado del amor"), el concierto ha sido macabro. Tanto, que mi amiga pura se ha desgañitado. Se quitó la dona del cabello muy pronto, arrojó un vaso de cerveza en "Somebody Told Me" (una carrera en el Tec no extirpa los instintos cavernícolas) y luego creyó que estaba en el cine y aventó las palomitas en los coros de "Mr. Brightside". De paso, impidió que una mañosa que decía sentirse mal, nos robara los lugares de privilegio. "Si te sientes muy mal, mejor vete". Una lindura.

Yo, mientras tanto, me histericé cuando el cover de "Shadowplay" incluyó un tributo visual a Ian Curtis y a sus bailes epilépticos de 1979. Mandé mensajes por celular y encontré catarsis mientras la cruz en mi cuello me golpeaba frenéticamente la clavícula... y algo más. Un sábado redondo, de principio a fin.

Y para cerrar, había que hacer algo más. A un lado de la consola siempre hay dos opciones: mirar como imbéciles al ingeniero de sonido, o pedirle con aires de ruego el setlist oficial de la noche. Se prenden las luces y con mi inglés tlalpeño le pido al gordinflón que se acerque (le digo a Ceci que me tenga lista su cara de mártir). "Hermano, ¿tienes el setlist?". "Sí". ¿Nos lo regalas? (El mamador se queda pensando como pa' hacerla cardiaca). "Ándale, es que es el cumple de mi amiga y es ultra fan". El tipo es vacunado por la versión más chantajista de Ceci... y accede. ¡¿Qué te tomas panzón?! Sabíamos que tonight was gonna be a good night, that tonight was gonna be a good-good night... Lo guardamos, salimos y nos fuimos a otra fiesta a seguirla.

Lo dicho: Ceci y yo basamos nuestra amistad en un principio elemental: repulsión mutua. Pero se compensa con 10 años de largas pláticas y 2 horas de momentos matadores.

Larga vida a mi amiga de los tenis Coach... "por supuesto".

Sunday, October 25, 2009

Mizpah


Sábado lluvioso. Sesión corta. 19:56 - 20:14.

Episodios que resultan extraordinarios. Dos puntos y aparte.

I knew all the rules but the rules did not know me...

Monday, October 19, 2009

Mujeres


- Renata (7 años de edad), te llamo porque me acaba de decir tu mamá que quedaste en el cuadro de honor.
- Sí, tío.
- ¿Y qué piensas?
- No sé.
- ¿Sabías que tu mamá era requete burra y reprobó historia?
- (Risas de pena de una niña cuya mamá está a un ladito)
- Te felicito, Reni.
- ¿Luis, tú saliste en el cuadro de honor?
- Varias veces. Yo era la neta.
- ¿Y Alex?
- Nel, otro burro. Yo era el brillante.
- (Más risas).
- Reni, te mando un beso y te voy a dar un premio por salir en el cuadro de honor.
- ¿Sí?... ¿qué?
- ¡Una súper caja con chocolates!
- Mmm...... bueno... mmm.... está bien.



Mmm, ¿dije algo mal?

Wednesday, October 14, 2009

We'll always have Paris....


Casablanca.

La vi el viernes, casi a medianoche, lluvia ligera, recostado en el sillón café, con pants, chanclas y ganas. Muy dispuesto al cine del '42. He aquí algunos de sus diálogos imborrables:

UGARTE: Rick, usted me desprecia, ¿verdad?
RICK: Si alguna vez pensara en usted, lo despreciaría.

YVONNE: ¿Dónde estuviste anoche?
RICK: Fue hace tanto tiempo que no me acuerdo.
YVONNNE: ¿Te veré esta noche?
RICK: Nunca hago planes con tanta anticipación.

RENAULT: A veces me pregunto por qué no vuelve a Estados Unidos. ¿Se robó los fondos de una iglesia, se escapó con la mujer de un senador o mató a alguien?
RICK: Es una combinación de las tres cosas.
RENAULT: En nombre del cielo, ¿qué lo trajo a Casablanca?
RICK: Mi salud. Vine a Casablanca por el agua.
RENAULT: ¿El agua?, ¿qué agua si estamos en el desierto?
RICK: Me informaron mal.

STRASSER: ¿Cuál es su nacionalidad?
RICK: Borracho.

RICK: Si es diciembre de 1941 en Casablanca, ¿qué hora es en Nueva York?
SAM: No sé. Mi reloj se detuvo.

RICK: Este revólver apunta a tu corazón.
RENAULT: Es mi punto menos vulnerable.


Pero aún así, yo me quedo con el "Here’s looking at you, kid" de Rick a Ilsa, y aquella despedida entre ambos que nadie olvida: "We'll always have Paris".

Estas dos había que dejarlas en estricto inglés. De lo contrario, su efecto de melancolía desmedida se perdería.

Y más... en viernes.

Monday, October 5, 2009

Good evening, Mexico City!


La lista de canciones durante la visita de una banda a algún lugar en un par de noches perdidas en cierto año por algún motivo que debe responder a algún impulso que aún no logro explicar, pero que contraje hace mucho tiempo.

1. IN CHAINS. El viejo y el joven en un mismo espacio. Te amo, papá.
2. WRONG. La playera negra con rojo era una obsesión. La clave era comprar la XL de mujer. Y quedó perfecta.
3. HOLE TO FEED. Para entonces, mi hermano Alex ya disparaba fotos a pocos metros de Depeche.
4. WALKING IN MY SHOES. Un cuervo que todo lo ve.
5. IT'S NO GOOD. Roque la conocía bien, pero lo suyo, lo suyo, lo suyo es la onda tipo The Raveonettes.
6. A QUESTION OF TIME. Cuando un show te toca, te toca. ¿O no Michelle?
7. PRECIOUS. La pidió Mou; la sufrí yo.
8. FLY ON THE WINDSCREEN. Círculos anaranjados, anhelos rojos.
9. JEZEBEL (Noche 1). A Elianne le vale la rola, siempre y cuando sea Martin Gore. LITTLE SOUL (Noche 2). Me la ahorro.
10. HOME (Noche 1). Entrañable escuchar a 60 mil al unísono. A QUESTION OF LUST (Noche 2). Es cuestión de lujuria, cuestión de confianza. ¿Es cierto que la lujuria es un mal invento?
11. MILES AWAY (Noche 1). Lejos o cerca, el mundo gira. COME BACK (Noche 2). Sorpresa que me hizo ser recordado.
12. POLICY OF TRUTH. Banda negra. Globos de colores. Ironía.
13. IN YOUR ROOM. Oscuridad a la Mode.
14. I FEEL YOU. Luisma y el bataco; el bataco y Luisma.
15. ENJOY THE SILENCE. Sobra decirlo.
16. NEVER LET ME DOWN AGAIN. A mover los brazos. Y para Gabs, la que se robó la noche.
...
17. SOMEBODY (Noche 1) Gabs la quería y no vino esta noche. SHAKE THE DISEASE (Noche 2) Elianne la quería y no vino esta noche. Conclusión: Una mujer quiere lo que otra mujer tiene.
18. STRIPPED. Es mía; soy suyo.
19. BEHIND THE WHEEL. El buen Mario la echó de menos en los conciertos de Nueva York. Hermano, traías el celular apagado, pero la consumí a tu salud.
....
20. PERSONAL JESUS. Puedo imaginar a Mike y Monse brincando detrás de la valla.
21. WAITING FOR THE NIGHT. Lawrence, y ahora todo lo que hay, todo lo que sientes, es tranquilidad. La luna es testigo.

Lunes 5 de octubre. Ya en la chamba, Vero me dice: "¿Acaso tienes cerrada la garganta?"......

Friday, September 25, 2009

Jueves deslactosado light


Anoche, minutos después de salir del trabajo, me detuve en un alto. Mientras cambiaba el Cd, me apañó un limpia parabrisas. Le dije que no tenía. Insistió: "Ándele, pa' completar pa' mi venti caramel macchiato".

Jamás he aprendido a pedir con tal orden un café en Starbucks.

No hay duda. Este imperio lo ha conquistado todo.

Monday, September 21, 2009

El pípila


Sábado 19 de septiembre.

Desde hace meses se anunció a toda hora la pelea de box entre Juanma Márquez y el mamador de Floyd Mayweather Jr. Por tal motivo, y a falta de hospitalidad de mi sister Lawrence, a Inphi se le ocurre invitar a la bienamada flotilla de amigos y amigas inquebrantables, entre ellos Ceci, o sea, la esposa de Diego, o sea, el semental enviado a Vegas para cubrir la pelea y tenernos al tanto de lo que ocurre desde la primerísima fila. Se dice que los escupitajos de los contrincantes le caerán a él.

Todos llegan poco antes de las 10 PM y, después de elogiar mi lámpara roja ("baile Kumbala va") que tiene forma de supositorio... nos instalamos en la magna Sala Inphidélica (o sea el cuarto de TV), equipada con más de 400 Dvd's y un pantallón negro que presumo a diario. Subimos las viandas necesarias para tal suceso y, en unos segundos, la mesita que tengo ahí está hasta el copete. Alrededor de ella, la lista definitiva de mamíferos: Ariel, Tats, Vesselin, Lawrence, Maru, Ceci y yo.

Arrancan las sesiones fotográficas de las féminas que creen que las estamos tomando para "Wild On Magdalena Contreras", y también de los prostáticos, en particular Vess, quien anda volado con un truquito de cuadro por cuadro en su cámara que, en reversa, nos hace ver tan ágiles como cheetas y tan flexibles como flamingos.

Dan las 10 y de la pelea ni sus luces. El canal 5 tiene la película "Fast And Furious" (que sólo complace a Vess) pero el resto estamos encabritados y gritando "¡Cácaro!". Ceci nos asegura que veremos los cates, mientras que Ariel, siempre paciente, agarra tembloroso el control del Sky y pone la lista de programación. Está anunciado el programa "Ultimate Fighting Championship". "Ya entendí. La pelea la pasan hasta las 11", dice Ariel con su total analfabetismo boxístico. Y que reacciona Ceci: "¡¡Ariel, eso es otra cosa!!". Lo dice con tal convicción que, minutos después, ya hemos inventado "El rap de la otra cosa", con todo y caja rítmica para negros. Todo lo que diga Ariel a partir de este instante, le responderemos con un "¡Eso es otra cosaaa!" (Caló nos agradecería esta rola).

A distancia, Luisma y Gabs nos preguntan por la pelea. Uno de cada dos mexicanos tenemos la misma p... duda. Lo único que pasan en el 5 son puras peleas de antaño. Nos están timando big time, y, mientras tanto, la magna Sala Inphidélica es testigo mudo de un cúmulo de pendejadas bastante cajetas. Ya para entonces, mi hermana ha sido apodada "Limoncita", Vess se ha echado el tinto encima y Tatiana se ha convertido en un caudillo opositor a la TV bajo el lema de "Televisa miente" (con López Obrador estaríamos mejor y quizá hasta Márquez ganaría la pelea sabatina). Ceci quiere hablar con Diego, y Maru... sólo nos observa con lástima.

Al final, ni combate ni nada. Es casi la 1 AM y estamos frustrados. Para colmo, el cuarto de tele ha quedado como territorio comanche. Dada mi avanzada edad, me da una flojera planetaria recoger porque hasta los silloncitos de la sala hemos subido, pero ni modo, hay que limpiar. Y justo antes de hacerlo, el acomedido Ariel toma la iniciativa: levanta uno de los sillones, toma una de las botellas y baja las escaleras para transportar tales objetos a la sala y cocina, respectivamente.

Vess y yo nos quedamos viendo y, sin decirlo, ejecutamos la misma acción: agarramos más "cadáveres" y los ponemos en el último escalón. Ariel sube, se topa con ello, se mete un sacón de onda, todos hacemos como que platicamos, y él baja generosamente la segunda tanda de cosas. Un minuto después, vuelve a subir y encuentra más fósiles. Los baja de nuevo y, para entonces, a mí casi se me disloca la cadera de la risa.

Desenlace: nuestro apreciadísimo hermano, con una nobleza casi homeopática, ha recogido el 85% de los tiliches del cuarto de tele, y entre los otros seis nos encargamos del 15% restante. No es raro, en México así es la repartición de todo.

Arielito, aunque te agarramos de Pípila y aunque nadie sabe menos de boxeo que tú, eres un tipazo y un embajador de buena voluntad. La próxima la organizamos en tu depa y las mujeres recogerán (por manchadas).

Thursday, September 17, 2009

Ídolo


Mi padre me ha hablado mucho acerca del extinto abuelo... pero ninguna imagen permanece tanto en mi cabeza como la de la tarde en que se topó con una damisela que se empapaba bajo un descomunal aguacero.

"¿Me permite?", le dijo caballeroso antes de cruzar la calle y mientras abría el paraguas. Ella, de inmediato, se sujetó del brazo del tipo mejor peinado en la historia, y no se sabe hasta dónde, hasta qué calle o hasta qué casa, llegaron.

Esto sucedió hace 50 años.

¿O menos...?

Thursday, September 10, 2009

Fidelio


"¿Ya fuiste a ver Eyes Wide Shut?... Hay una orgía"

En 1999 hubo dos líneas que lucharon por la frase de aquel año: una es la apenas mencionada y la otra era "Se acabará el mundo el 9 del 9 de este año. Ya lo verán".

En el caso de la película, dicha expectativa sexual levantó exponencialmente la venta de boletos, además de que ya existía un peculiar morbo por juzgar el último filme en vida de Stanley Kubrick, legendario barbón capaz de espolvorear en un vaso de leche una droga violenta y de ver en una historia de ciencia ficción el pretexto para lucir una odisea musical. Todo era posible para el loco de las cejas boscosas que filmó Barry Lyndon con una simple lente Seizz o que expuso un asesinato "de forma artística", cuando un hombre ancestral le deshacía el cráneo a otro, valiéndose de un hueso.

Volviendo a Eyes Wide Shut, hace justo una década, el 10 de septiembre de 1999, tomé asiento en una sala de cine de Loreto para disfrutar la última entrega de Stanley. Casi tres horas después, me retiré con la convicción de que había visto mi película preferida. 10 años después.... el sentimiento permanece.

La escena de la orgía, no obstante, es lo de menos si se acusa sólo sexo. Lo memorable es la construcción de la secuencia: la mansión, la contraseña escrita en la servilleta (Fidelio), el ritual, las máscaras venecianas, el pianista ciego, el círculo en el piso, el juego de rojos y dorados y, por supuesto, el recorrido inconsistente del voyeur.

La música de dicha secuencia, cuyo tema central se titula "Masked Ball", también es kubrickiana, es decir, no sobra, tiene un motivo. Traduciendo de latin a castellano, y mientras las mujeres van desnudándose una a una para elegir a su par, escuchamos en los coros: "El gran sacerdote comparte la gloria con todos sus aprendices".

Y mientras continúa el ritual, una segunda voz parece rezar: "Valga la desnudez de nuestras ovejas por la compasión, la vida, la paz, la buena salud, la absolución de los que se han ido y el perdón de todos los pecadores".

Para quienes criticaron a Kubrick por elegir un título tan "simple", la expresión "Eyes Wide Shut" representa uno de los métodos que los Illuminati empleaban para asegurar que sus crímenes, orgías o simples fechorías no salieran a la luz. Exigir a los testigos y potenciales soplones permanecer "con ojos bien cerrados" recogía la más absoluta complicidad y, en consecuencia, el más elástico y grande de los secretos.

Pese a todo esto, si alguien cree que la orgía es la mejor escena del filme, estaría en desacuerdo. El diálogo de Cruise y Kidman, encerrados en su alcoba y nublados por marihuana, es más poderoso. Ahí, las confesiones de Kidman en ropa interior y en su papel de esposa molesta, desnudan y desatan mucho más que la suma de las enmascaradas del ritual.

El tormento de Cruise... nace ahí. Y sin censura.

Friday, August 21, 2009

La gira testamentaria de Cohen


Igual en anfiteatros que alojado en explanadas al aire libre, Leonard Cohen inicia los conciertos de su gira actual con "Dance Me To The End Of Love". Y desde los coros femeninos encabezados por Sharon Robinson, ya se percibe un espectáculo distinto.

Ataviado con traje, borsalino y sin corbata, todo lo gangsteril de su imagen se dispersa con la primerísima señal de agradecimiento al público: antes de cantar, el viejo ojos de iguana de 74 años se arrodilla y se despoja del sombrero para ponerlo contra el pecho. Todo... al estilo de los amantes de antaño (dije amantes, no esposos), esos sabiondos en el arte de amar hoy, pero ya no mañana.

Y eso es Cohen, el septuagenario que enamora de lejos porque de cerca no funciona; el hombre atómico y atormentado que se acuesta con varias, pero que no despierta con ninguna. Sus infidelidades y su música tuvieron un efecto proporcional en sus mujeres. Por cada engaño perdía una en la cama; por cada verso recuperaba 100 en la radio.

Salpicar de felicidad las letras no es lo suyo, aunque sobre el escenario se le nota más pleno que nunca. Hace al menos dos caravanas por tema y hasta corre al camerino dando brinquitos como el niño que fue antes de siquiera imaginar los acordes de "Suzanne", la primera de todas, inspirada en Dolly Parton.

"Gracias, queridos amigos, por vuestro cálido recibimiento y por el privilegio de tocar en este mágico lugar", saludó hace días durante la escala del tour en el bosque de Castrelos, en Vigo.

Queda claro que, con los años, la hondura de su voz se ha hecho más grave. Y aquella loca idea de que podría aproximarse a los agudos, supuestamente necesarios en todo cantante que se jacte de ser "gigante", es un mito. Cohen es grave y para los graves. Ante ellos, es un mesías eficaz y experto en provocar un mutismo sobrecogedor. Los desahuciados son su mercado primario.

Irónico es que este hombre que arrasa hoy con todo estadio, es el mismo que quedó en la orfandad de los sellos discográficos hace 25 años. Y más extraño aún es que en 1980 se le tildó de "anticantante" venido al universo de la música porque era incapaz de ser poeta. Pero Cohen pegó en todas direcciones y hoy... es un gigante que canta y declama enronquecido en un mismo recital de casi 3 horas a cambio de 130 dólares (en las butacas de mayor costo). Sí encorvado, sí avejentado y sí en el último tramo. Pero gigante.

Tras 15 años de ausencia, se embarcó en esta gira gracias al desfalco de su ex agente y amiga, Kelley Lynch, quien dio al traste con el fondo que reservaba para asegurar su retiro definitivo. Maniobra que le desquició por el saqueo de 5 millones de dólares. Pero maniobra que también le colocó una última vez ante sus fans. Destinos musicales, avatares novelescos.

Ya con un Dvd que recoge una magistral velada en Londres, el tour debió culminar a mediados de año, pero Cohen, sin comerlo ni beberlo, ha sido requerido por más tiempo, así que noviembre está marcado como mes del adiós. Tal como en sus letras, dice no poder más.

El último concierto de su vida, que seguro comenzará con "Dance Me To The End Of Love", será el 13 de noviembre en California... y no veo forma de estar ahí.

Habré de recordarlo como el show testamentario que nunca pude ver.

Tuesday, August 18, 2009

Historias de Nueva York (El diente de Mateo)


Así se lee el boleto electrónico de ida a Nueva York, con fecha de 29 de julio:

29/07 - Continental, CO 1741
Desde: México DF (MEX)
Salida: 09:05 AM
Hacia: Nueva York (EWR)
Llegada: 03:04 PM
Escalas: 0
Tiempo de vuelo: 4 horas, 59 minutos
Asientos reservados: 2
Estado de la reserva: Reservada y confirmada
Código de confirmación: DCCO*BFNCP
Comida: Brunch
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Subrayando una vez más que el tiempo de vuelo estimado será de 4 horas y 59 minutos, la intención de mi norteña y mía es una sola: dormir. Si acaso, despertaremos para el refrigerio que, aunque suele ser un batidillo de una cosa verde, otra sospechosa y un pastel de chocolate de antier, todo mundo termina empacándose.

Minutos antes del despegue, encontramos nuestros lugares: asiento 17F (Mara apaña ventana) y 17E (yo no apaño nada). Muy bien, en el 17D está una güerita llamada Jennifer cargando a su bebé de 9 meses, llamado Mateo. Yo twitteo lo siguiente: "Chale, 5 horas de vuelo... y un bebé junto a mí".

A tiempo despegamos y yo ni enterado porque ya estoy roncando. Pero lo increíble es que el chimuelo Mateo nos deja conciliar el sueño, el chimuelo Mateo nos permite soñar de lo lindo por largo rato y el chimuelo Mateo nos deja despertar tranquilos cuando se anuncia que el avión ha iniciado el descenso y se acerca a Nueva York. O sea: el nene... una completa lindura. No tiene idea de las lágrimas ni del berrinche, mucho menos de las pataleadas.

Pero, oh problema: "Estimados pasajeros, les habla el capitán (se las da de muy acá porque tiene voz de Sean Connery). La torre de control del Aeropuerto de Newark me informa que debido al mal tiempo y a tormentas eléctricas, deberemos permanecer en el aire hasta que se nos permita descender". Esto no suena tan grave, pero después de dar vueltas y vueltas durante una hora, la gente empieza a desesperarse y a querer tirar mordidas (me incluyo). Volteo a mi izquierda y el chimuelo Mateo me sonríe.

Viene el siguiente anuncio del capitán... y que nos mandan a Washington. Jennifer avienta un "Fuck off" y yo su equivalente en mixteco: "Me carga la verdolaga". Mara está encabritada, un noruego se pelea con su esposa mexicana, y el buen Mateo... sereno, haciendo bombitas de baba.

Aterrizamos en Washington, observamos durante una hora el paisaje (de este destino no deseado) sin aire acondicionado en el interior del avión hasta que finalmente el capitán nos informa que volaremos a NY. Pero 5 minutos después, nos dice que siempre no, que el clima no mejora, así que nos bajan a la terminal, pasamos por la siempre molesta migración y aquí estamos: tragando pizza y más pizza de peperoni cortesía de Continental, en la sala de espera #29.

Jennifer está molida al igual que nosotros, mientras que el chimuelo Mateo sonríe. Pasan los minutos y cierran la tienda de donas y la de revistas; empezamos a creer que pasaremos la noche en Washington. El colmo es que acumulamos ya 15 horas desde que llegamos al Aeropuerto chilango para empezar toda esta mierd.... aventura.

Por fin, a las 11 de la noche locales nos avisan que podemos abordar el (mismo) avión, con los (mismos) asientos y la (misma) idea de llegar al mentado Aeropuerto de Newark. Al parecer, el clima ciclónico ha dejado de joder a Nueva York. Lo que me requetecaga es que, apenas nos sentamos, nos hacen el favor de repetir las instrucciones de seguridad. Qué puntada. Más seguro será que volemos ¡ya!, antes de que por el hartazgo nos volvamos caníbales o armemos una orgía de macanazos. A estas alturas, la porra de sol se quiere ir contra los de las butacas de sombra, y hasta las aeromosas andan con el maquillaje traqueteado y el escote escondido.

Y así, levantamos el vuelo, conciliamos el sueño de nuevo y una hora después... ¡aterrizamos en la mojada pista de Newark! Siempre dije que soltar el aplauso en un aterrizaje es naquísimo, pero en esta ocasión me vale, me uno a la banda.

Y mientras finaliza esta kilométrica aventura de miér... coles, el aplauso de todos coincide con una nueva carcajada del chimuelo Mateo, a quien, oh sí, ¡se le ve su primer diente! ¿Tanto hemos demorado?

A sus escasos nueve meses (más 16 horas), Mateo está a punto de ser declarado oficialmente cool.

Monday, August 10, 2009

Historias de Nueva York (Calcuto)


A las 2:50 de la madrugada, sobre la E 14th St. de Nueva York, tres individuos salen del Beauty Bar, paran un taxi, suben y cierran la puerta del auto conducido por un inmigrante de India (específicamente de Calcuta):

- Inphi: Mario's place, please.
- Taxista: What?
- Inphi: Mario's place!
- Mareada: (Risas).
- Mario: We are going to West NY, New Jersey, please.
- Taxista: New Jersey?
- Mario: Yes, West NY, New Jersey.
- Taxista: But that's New Jersey (inglés con acento de verdulero de Calcuta).
- Mario: I know!
- Taxista: But, but... that will be.... (se queda pensando en el monto con instintos de predador).
- Mario: It's 40 dls. plus tolls, man. That's it. (Luego voltea hacia nosotros y nos dedica su castellano aseado) Me cagan los pinches taxistas, pero más los hindúes, siempre se hacen pendejos para cobrarte más.
- Mareada: (Risas).

Tras minutos de silencio, nuestro taxi driver empieza a perder la calma de nuevo.
- Taxista: I was wondering how many miles are from the Lincoln Tunnel to your address...
- Mario: One mile.
- Mareada: I wanna get down.
- Taxista: What?
- Inphi (Cantando desafinadísimo 'Wrong', de Depeche Mode): I took the wrong road that led to... the wrong tendenciiiiies. I was in the wrong place at the wrong time.
- Mario: Qué buena rola Luisón, una de las mejores del concierto.
- Mareada: (Ya en castellano desesperado) Me quiero bajar.
- Taxista: Is she Ok?
- Mareada: Me quiero bajar... ¡ya!

En una calle cuyo nombre no recordamos, Mareada pasa segundos complicados. Inphi ayuda lo que puede. Luego, ambos regresan al taxi.

- Taxista: Is she Ok?
- Inphi: Yes, she's fine. Take us to Mario's place. It's at The Landings apartments.

Después de pasar el Lincoln Tunnel que une NY con NJ, el calcuto se pone loco por tercera vez.
- Taxista: This is too far, man.
- Mareada: (Risas).
- Mario: What?
- Taxista: I said we're going too far!
- Mario: So...?
- Taxista: This will cost you more (si lo pronuncio como él, sería algo así como... Dis gual cos yu mort).
- Mario (ya en hemorragia de enojo): Look, man, if you read your fuckin' book, you'll see this should be 35 dollars plus tolls!
- Taxista: But you said it was just one mile after the Lincoln Tunnel...
- Mario: Yes, it's one mile!
- Taxista: No, this is more than a mile...
- Mario: Drive!... Or what? You want us to walk?!, you want us to walk?! (Mario ya está en fase de asesino potencial bajo el lema de "We gotta protect America from terrorists"). Tell me!, do you want us to walk?!
- Mareada: Nooooooo!
- Taxista: Easy, man (y detiene el coche el mugre taxista).
- Mario: You're freaking me out!!!!!
- Inphi: Chale, este morenote va a sacar una resortera y nos va a matar.
- Mario: Drive!, I'm telling you to drive. I'm paying you so you gotta take us wherever we want.
- Taxista: Yes, but I'm just saying this is too far.
- Mario: I don't care! Take us there right now! (Luego se dirige a nosotros): Pinche imbécil, de verdad me cagan los hindúes.

Unos 500 metros después, nuestro taxi se detiene en The Landings, pagamos y al hindú se le ocurre comentar lo siguiente: "Ouuhh, The Landings apartments. I've been here before. I thought we were going somewhere else".

En India, por lo visto, también hay mamadores.

Tuesday, August 4, 2009

Historias de Nueva York (A oscuras en el Madison)


Ya es martes, 3:33 de la madrugada en el departamento 1333 de The Landings, del otro lado del Hudson River.

Mario prepara unas alitas de pollo y Mara ya apañó cama. Yo veo Manhattan desde el ventanal de la sala y estoy a dos minutos de morir. Decir molido es poco, decir borracho es demasiado.

En gran parte, hemos invadido Nueva York para ver los dos conciertos de Depeche Mode en el viejo Madison Square Garden. Y hoy ha concluido la primera noche. Mágica, por cierto. Larga, y perfecta. Boletos de privilegio en piso, sección 6, fila K y, por si no fuera suficiente, Mara se ha escapado 75 veces hasta la rejilla de seguridad para disparar fotos de envidia de Gahan, Gore y Fletcher.

Y lo hemos logrado. En los tiempos duros en los que muchos discurren y sufren, tres locos nos reunimos para desatar días con acento. Qué importaron las dos cervezas que tiré sin querer, o la tercera que nos robaron unos hindúes mientras cantábamos desafinados. Habemos los que no dejamos de tener cruda la cabeza y seguimos tensando músculo en la noche menos pensada. Por eso elegimos ésta. Y ha salido bien, realmente bien. Nos aplaudimos.

Del setlist, ¡que por cierto conseguimos entre los 20,000 que lo deseaban!, Mario eligió "Walking In My Shoes" (memorable), Mara se quedó con "Home" (fantástica) y yo oscurecí a placer con "Stripped" (mía, siempre mía).

Nos acabamos las cámaras, sacamos dos videos y con una inolvidable versión a dueto de "Waiting For The Night", Depeche nos despidió entre alaridos a las 11 PM. Pero Mario tenía otro plan...

Con las playeras del concierto encima (y una extra que nos encontramos en el piso), un taxista de pésimo humor nos dejó en el Beauty Bar a cambio de 9 dólares. "He ido a muchos antros mamones, pero éste es mi lugar favorito en NY; la música no tiene madre", nos dijo Mario. Y ciertamente la música no tenía madre.

Vodka y whisky, videos ochenteros en una pantalla gigante y un salón de belleza de día que se hace un bar increíble de noche cerraron esta jornada de largo alcance. Una pareja de veteranos que se cachondeaba a metro y medio de nosotros fue ya el merengue, porque de verdad se cachondeaban sabroso, con sudor, pasitos cortos y buen baile. Cachondeo chingón.

Acabados, pero regresamos con vida. Flaqueamos, pero la armamos, y esta noche de martes nos espera otra vez el Madison con todo y esa banda que entre más oscura... más brilla.

Lo dicho. Lo logramos... y de a tres.

SETLIST
In Chains - Wrong - Hole to Feed - Walking in My Shoes - It's No Good - A Question of Time - Precious - Fly on the Windscreen - Little Soul - Home - Come Back - Policy of Truth - In Your Room - I Feel You - Enjoy the Silence - Never Let Me Down Again

Stripped - Master and Servant - Strangelove

Personal Jesus - Waiting for the Night

Friday, July 31, 2009

Historias de Nueva York (Los embriones)


Mi norteña aseguró que entraríamos. Yo dudaba cuando supe que el célebre Mercury Lounge estaba sold out para el concierto de anoche. Mara los había oído por mi culpa unas cuantas veces, mientras que yo descubrí a The Veils hace ya dos agostos y me pasmé con la voz de Finn Andrews, un ente atormentado y flacucho que no se permite sonreír demasiado.

Cuando unos holandeses que hacían fila se percataron de que habían comprado dos boletos extras por no entender el "inglés gringo", Mara volteó a verme con emoción. Yo me le acerqué a los europeos y les di el equivalente a su error: 35 dólares. Todo listo. Ella tenía razón.

Mi norteña entró primero y pidió una clara a tope de vaso; yo un desarmador que, en el primer sorbo, casi me arranca la cabeza. Ella se sentó y yo permanecí de pie. Tendríamos frente a nosotros tres bandas antes que The Veils, así que a gozar un largo encierro en un cajón de 20 por 20, con un par de sillones incómodos a las orillas y 15 luces de colores primaros. Ahí, un televisor sería una pantalla gigante, y a los claustrofóbicos el cuarto les parecería un entorno inquietante. A mi parecer, exquisito, simplemente exquisito.

Mi mujer clausuró pronto la actuación de los primeros de la noche (tachándolos de roqueritos con un vocalista de voz popera que se presentaron bajo el nombre de The Jaguar Club). Luego, los primeros acordes del segundo grupo, Faces On Film, cautivaron a mi mujer y no la soltaron. También yo les aplaudí. Buenas rolas, merecida ovación. No me dio oso ir por el autógrafo y la dedicatoria para ella. El vocalista, en su sorpresa, hasta fue a conseguirme un plumón. Ternuritas de la etapa de lactancia en la música.

De la tercera banda ni hablar mucho. Unos Auténticos Decadentes en inglés, pero con la cuarta parte de brillo. 100 veces grises, 100 veces alegres.

Finalmente, The Veils apareció pasadas las 11 PM. Para entonces, mi norteña estaba sentada y yo atendí su petición de sentirme libre para acercarme al cuarteto del cual me considero quizá el único fan mexicano.

He de decir que, a estas alturas y tras tantos conciertos vividos, nada me es tan delicioso como ver a uno de mis grupos amados conectar sus instrumentos antes de que apaguen las luces. Cero glamour, cero poses. Tan natural como salir un momento de la sala del show e ir a la barra a ver la mercancía que ellos mismos traen en un auto y que se compone de unas cuantas playeras, copias de sus tres álbumes y una breve explicación de su historia. Lo dicho: amo a los embriones.

Tocando mil percusiones a tres metros de distancia, hicieron de la noche una de las mejores que he pasado en suelos extraños, misma que culminó con "Nux Vomica", un tema frenético que se asemeja a la colisión de dos ferrocarriles.

Los 197 que logramos el sold out aplaudimos y gritamos a sabiendas de que cada alarido sería escuchado de pared a pared. Poco importó perder el último autobús de la 301 que sale a la 1 AM. Finalmente, los 50 dólares que nos cobró el taxi me los había ahorrado en el boleto cuyo bajísimo precio no estoy acostumbrado a pagar por estas banalidades... que me hacen feliz.
SETLIST:
Not Yet - The Letter - Calliope - Pan - The House She Lived In - Jesus For The Jugular - Advice For Young Mothers To Be - Sit Down By The Fire - Three Sisters - Larkspur
The Tide That Left And Never Came Back - Lavinia - Sun Gangs - Nux Vomica

Monday, July 27, 2009

¿Cómo seducir a Carmen Electra?


Hace poco revisaba las noticias en Internet sin frenar: "La represión en el Tíbet es un infierno en la tierra", "Ataque a la reconciliación", "EU intenta atraer a la OTAN a su estrategia sobre Afganistán", "14 muertos en Sri Lanka", "El delicioso caos de Dehli", "Cumbre de millonarios", "Los británicos no podrán ver YouTube", "El dólar, como nunca".

¿Y lo demás?...... (me rasco la barbilla).

Fue difícil encontrar párrafos referentes al sabor del mango de marzo, el próximo cometa que se verá desde aquí o la receta perfecta para una noche sudorosa con Carmen Electra. Casi nadie hace portadas sobre el mejor vino tinto, pocos hablan de los efectos de las líneas del bikini, el hechizo del escote o de "la mejor posición". Menos se piensa en la mágica imagen de un pingüino dormido de pie en Ushuaia.

Tal vez los modos de vibración han cambiado y lo negativo en las noticias se está multiplicando por cuatro.

A veces el mundo parece un par de gafas nubladas por huellas dactilares grasientas.

Wednesday, July 22, 2009

Sobrevivientes


Informe que la ayuda va en camino, que el zarpe del barco de rescate ha sido tan rápido como urgente y que seguirá la ruta interior con marcha veloz.

Diga que se aferren a las balsas tanto como sea posible mientras llega el apoyo. No morirán de frío, no perecerán como la mayoría de la tripulación.

Diga finalmente a esos pocos sobrevivientes que, pese al mal tiempo y la tormenta, éste no es su momento y que tardarán toda una vida... en morir.


Lo mismo pasa con los lazos, esos contadísimos lazos.

Sunday, July 19, 2009

Rondas de keppe y franqueza dentro de un restaurante libanés


Ayer, durante una exquisita comida de 10 horas en el Adonis, la vibra libanesa nos llevó a construir rondas de confesiones y manías.

En mi caso, mientras consumía kilos y kilos de keppe bola, aventé al menos una decena:

1. Siempre que desayuno Froot Loops, dejo al menos 5 aritos morados al final.
2. Soy adicto al escote y me resulta complicado dejar de verlo.
3. Hace 5 años, venía pajareando en el coche y me le embarré a una señora por detrás. Me bajé, le dije que nos apresuráramos a alcanzar "al carro que me había chocado", aceptó creyendo que yo había sido el jamón de una carambola, nos subimos cada uno a nuestro automóvil y, en la primera oportunidad, di vuelta a la derecha. Jamás la volví a ver.
4. El carrusel de caballitos es el juego más temido por mí en un parque de diversiones. Me ha hecho vomitar.
5. Soy fan de Diego Verdaguer.
6. En alguna relación añeja, mi entonces novia me gustaba, pero mi suegra me fascinaba y me hacía cumplir a cabalidad con el segundo punto de este listado.
7. No sé hacer bombas de chicle y por eso digo que no me gusta mascar.
8. Soy extremadamente vulnerable a los ataques de nostalgia y he llorado en 2009 tanto o más que en 1978.
9. Porque estuve dentro de una, siempre que me rebasa una ambulancia, apago el estéreo y, sin excepción, hago una oración por quien está siendo trasladado en ella.
10. Fui fan de Las Gatitas de Porcel, especialmente del fragmento del Señor Carnicero.
Bonus track: Fui a ver a Backstreet Boys dos veces.

En fin, deliciosa tarde que se hizo noche. Deliciosa comida que se hizo cena. Deliciosa compañía que se hizo hermandad.

Monday, July 6, 2009

Hombre azul


La playa es diferente.

Los sonidos son diferentes, el cielo se ve diferente. La cabeza piensa diferente y la sangre corre diferente. La gente que siempre es igual, ahí es diferente.

Por eso el hombre azul es diferente. Es un vagabundo con la cara inexplicablemente azulada, rastas involuntarias, el cuerpo apestoso, la facha de pirata y ojos verdes tan brillantes que parecen la ventana encencida de una casa oscura.

Camina dando tumbos como si alguien le soplara de un lado y del otro, pero no se cae. Parece ser igual un elogio a la vulnerabilidad que un saco de piel que causa risa. Porque sonríe y le sonríe a la gente, pero a la vez da miedo y siembra dudas. ¿Dónde duerme?, ¿qué cóme?, ¿qué le pasa si se le acaba la arena?, ¿con quién habla?, ¿dónde lava sus pantalones de manta blanca?

Quienes han hablado con él en Sayulita cuentan que el tipo habla a media voz, su piel es pegajosa y dice haber nacido en la luna y alimentarse de plata. Unos le regalan cerveza, especialmente en épocas caniculares, y él acepta sin dar las gracias. Todos lo conocen, incluso los surfers que llegan de Australia en busca de grandes cuevas de agua, pero casi nadie le habla.

Alguna vez causó problemas, fue perseguido por la policía durante horas, se robó una panga y acabó en el mar. Desde ahí, negoció el perdón a cambio de no volver a molestar mujeres, por lo que retornó a tierra, desatando el relato más entusiasta de esta apacible región. Un poco de energía.

Hace dos días, lo encontramos en la playa. Estaba tranquilo, mirando al mar mientras llovía, cruzado de brazos y silbando casi sin volumen, imperceptible.

Me hubiera gustado saber qué silbaba. Seguramente algo... "diferente".

Friday, June 26, 2009

"No está respirando". 12:21 horas


VOZ MASCULINA: "Tenemos un caballero aquí que necesita ayuda y no está respirando. Estamos intentando masajearlo, pero no..."

OPERADOR: "Ok, ¿de qué edad?"
VOZ MASCULINA: "Tiene 50 años, señor".

OPERADOR: "¿No está consciente, no está respirando?".
VOZ MASCULINA: "No está respirando".

OPERADOR: "¿Y tampoco está consciente?"
VOZ MASCULINA: "No está consciente, señor".

OPERADOR: "Ok. ¿Está en el piso... dónde está ahora?"
VOZ MASCULINA: "Está en la cama, señor".

OPERADOR: "Pónganlo en el suelo".
VOZ MASCULINA: "Ok".

OPERADOR: "Pónganlo en el suelo. Los ayudaré con CPR ahora. Estamos en camino. Le ayudaremos por teléfono. ¿Alguien lo ha visto?".
VOZ MASCULINA: "Sí, tenemos un médico personal con él, señor".

OPERADOR: "¿Y tienen un médico allí?"
VOZ MASCULINA: "Sí, pero no está respondiendo a nada. No está respondiendo al CPR ni nada".

OPERADOR: "Oh, ok. Estamos en camino. Si están haciendo un CPR ordenado por un médico, entonces es una autoridad mayor que yo. ¿Alguien fue testigo de lo que pasó?"
VOZ MASCULINA: "No. Solo el médico señor. El médico ha sido el único aquí".

OPERADOR: "¿Así que el médico estaba ahí? Doctor, ¿usted vio lo que pasó?
VOZ MASCULINA: "Por favor..."

OPERADOR: "Estamos en camino. Solo estoy haciendo preguntas, los paramédicos van en camino".
VOZ MASCULINA: "Está haciéndole un masaje cardiaco pero no está respondiendo a nada, ¡señor, por favor!".

OPERADOR: "Estamos en camino. Estamos aproximadamente a una milla. Estaremos allí pronto".
VOZ MASCULINA: "Gracias, señor".


IN PHIDELIO: "Gracias, Michael".

Thursday, June 25, 2009

Ella baila sola


Hace algunos sábados. 1:30 PM:

¿Qué hago? Nada. Guardo el sábado como si fuera el judío más ortodoxo (pero yo sí puedo bañarme).
¿Qué pienso hacer? Al rato decido.
¿Qué veo? El televisor. A Uma Thurman.
¿Que és? Una escena que me vuelve loco.
¿En qué película? Pulp Fiction.
¿Qué escena? Cuando baila sola, mientras Travolta se encierra en el baño.
¿Qué baila? "Girl, You'll Be A Woman Soon"....
¿Qué hay de especial? Su baile estúpido, pero agitado... y cachondo.
¿Cachonda... Uma? Ella no. Ella bailando sí.
¿Basado en...? No sé.
¿Algo de su cuerpo? Supongo... ojos a media luz, su fleco y el olvidarse de sí misma un rato. Amo eso.
¿Agradable momento? Mucho. Una perla en mi día.
¿Cuestiones inmorales? Sólo en mis pensamientos. Tengo flojera física.
¿Algo más? No, nada. Uma sabe....
¿Va al expediente? Sí, a clasificarse en "Sábados"; subtema "Delicias"; subsubtema "Ficción.

Sunday, June 21, 2009

Huitlacoche


Desde esta mañana dominguera, Huitlacoche es mi ahijado y estaré ayudándolo mes con mes.

En una primera y larga visita a Milagros Caninos, lo encontré jorobando a los demás perros, justo en la división donde se encuentran conviviendo los canes "de la tercera edad".

Si bien el morenazo no es viejito en lo absoluto (tiene apenas 1 año y 4 meses de edad), su temperamento lo ha llevado a vivir en esta parte del santuario, con la única función de joder, joder y joder. Al parecer, contribuye particularmente a que los ancianitos no estén tan aletargados y todavía puedan recibir un poco de metralla.

Como carta de presentación, Huitlacoche se desayunó la pompa derecha de Mara y después se siguió con las piernas, dejándole varias mordidas leves en los muslos. Nada raro para un labrador juguetón que atraviesa apenas la adolescencia.

Todo sería perfecto en la vida de este enano entusiasta de cuatro patas... si pudiese ver.

Sí, hace relativamente poco, a mi ahijado Huitlacoche alguien le sacó los dos ojitos. Por eso no volteó a la cámara.

Sunday, June 7, 2009

Die, die, die!


Domingo. 4:35 de la tarde: Sigo acostado. No tengo voz, no puedo mover más que los deditos (meñiques). De la boca me está saliendo un líquido extraño (creo que es baba) y Camila me ladra en el oído porque no le he dado de "desayunar". Tengo un ojo semiabierto, soy antimateria. Parezco apache porque sólo puedo decir "ao", "aaao"... "aaaao".

Sábado. 4:35 de la tarde: Manejo rumbo al Foro Sol para ver a Metallica. Charlie es mi copiloto, Luisma viene atrás poseído por el demonio del metal y mi hermana Lawrence considera seriamente pedir un taxi. Se espantó especialmente cuando vio que un camión de carga nos pasó rozando la defensa por venir pajareando y pidiendo a nuestro vecino de carro que cantara rabiosamente con nosotros "Seek And Destroy". Se dice (y se dice bien) que todo hombre es un metalero frustrado, dedicado a otra cosa.

Hemos llegado al recinto y Lawrence ya se vengó y nos regresó el susto. Sí, la señorita (fan de Benny el tontito) nos ha tomado la primera de muchas fotos y luego ha dicho: "Quedó padre, déjenme voy por los boletos que los dejé sobre la cajuela". Inenarrables segundos de angustia tras los cuales casi se viene el primer slam de trompadas entre hermanos, en plena terracería. Por fortuna, todos los cromagnones melenudos vienen con los ojos cerrados invocando a Satán y ninguno ha hurtado nuestros boletos.

Apenas nos acomodamos en los asientos y el radar de Luisma ha detectado la presencia de cubas (¿¿??) en las gradas, siendo que en las tiendas del foro se vende únicamente cerveza. Así pues, con su característico encanto y su carisma de mamador rascacolas, ya se hizo amigo de unos jalisquillos que, para colmo, son los clásicos folclóricos de provincia que se ríen con cualquier chiste y que nomás conocen un inmueble de más de 30,000 asientos y creen que todos los que estamos ahí somos dioses del Olimpo. Quieren que seamos hiper amigos ya desde hoy y por siempre. Así que Luisma aprovecha y se colude en la clandestinidad del tráfico de ron. “¡Al rato intercambiamos teléfonos!”, nos dicen los charritos estos. Ajá, sí.

Se apagan las luces y aparece en las pantallas la escena del panteón de The Good The Bad and The Ugly, con "The Ecstasy Of Gold" de Morricone, catártico prólogo que Metallica usa desde 1983 para abrir sus conciertos.

Justo le estoy platicando a Charlie que mi disco favorito de la banda es Ride The Lightning, del ya lejano 1984, cuando suena la primera de la noche "Creeping Death", lo que me hace pegar el primero de los 2000 brincos que un idiota necesita para hacerse polvo los talones, sin darse cuenta. Le siguen "For Whom The Bell Tolls" y "Ride The Lightning" (del mismo álbum) y ya para entonces yo ando metaleando cerca del barandal de la sección. Mi acrofobia anda en la lela y mi hermana muy preocupada por mí. Me ve raro.

Luisma también tira sus hachazos coléricos y Charlie es, en todo caso, el único muchachito que no sucumbe al edípico regazo de la madre de todas las bandas del metal. Él canta, pero guarda la compostura.

¿En qué momento pasó? No sé, pero repentinamente me quedo sin playera (siendo ésta rescatada por mi querida hermanita). Lo juro. De los más de 100 conciertos a los que he ido en 31 años, jamás había dejado mi torso de Aquiles (Pérez) al aire, lo que refleja mi grado de euforia por volver a un concierto de este cuarteto 16 años después de haberlos visto en el Palacio de los Deportes.

Se arman cuadrillas de slam en "Master Of Puppets" y "Fight Fire With Fire" y acá seguimos saltando con vehemencia y riesgo de acomodarnos un severo tarugazo. La noche de luna llena avanza, los detenidos aumentan y el alcohol se acaba.

Una locura, una catarsis que hace mucho no experimentaba y un concierto cuyo momento más memorable se da en la tranquilidad. Suena la apacible "Nothing Else Matters" y yo me encuentro con mi hermana, recargado en un barandal, abrazándola como nunca lo he hecho y depositando en su cabeza un beso que, quienes nos conocen bien, saben que jamás le he dado. Al menos no así, al menos no sin este motivo que es el mejor de todos los motivos: el no tenerlo.

Domingo. 5:22 de la tarde. Camila ya está "desayunando" y yo, todavía a ras de sábana, empiezo a mover algo más que el meñique.

Tuesday, June 2, 2009

Frenas tú, freno yo


Siempre me he preguntado qué piensa y también el qué diría si pudiese hablar.

Está de sobra. De Josh lo que vale es su templanza, su tranquilidad y su modo de expresar cariño. No se nutre más que de pretensiones con olor a salchicha y no tiene más deseos que salir de paseo y dormir. Una felicidad alcanzada con muy poco.

Sabe vivir, sabe dormir y, cuando hay que divertirse, sabe gozarlo a tope sin reclamar falta de tiempo ni pedir más calle. Una felicidad desbordada sin decirlo en voz alta ni requerir testigos. Si acaso, espera solamente que camine junto a él. Si freno, él frenará; si corro, él hará el esfuerzo, aun viejo. Si me siento en la banqueta, él aguardará paciente.

Para mí, casi 12 años como amigos entrañables. Para él, algo así como 80.

Y me sigo preguntando qué pensará... detrás de esa mirada atenta y ese hocico que babea.

Sunday, May 24, 2009

En sus licras, listos... ¡fuera!


Elia me dio su dirección en un papelito doblado, en algún momento de 1992. Recuerdo que su letra era bonita, pero difícil de leer, ya que el color de la tinta era verde migraña. En aquellos tiempos, MC Hammer y Technotronic habían puesto de moda este tonito para ciegos.

Aunque yo no contaba aún con coche, la suerte hizo que esta fémina y yo viviéramos a escasas cuadras de distancia, lo que me hizo construir horizontes de ingenuidad, creyendo que el destino estaba de mi lado.

Así pues, en la primera visita que le hice, se me ocurrió preguntarle la cajonera: sus hobbies.

Me he saltado al siguiente párrafo porque, a diferencia de las clásicas respuestas mujeriles de "me gusta antrear" o "me gusta salir con mis amigos", la de ojos verde olivo me salió con la única que no anticipé: "Amo ir a correr".

Benedetti declamó: "No hay alegría más alegre que el mismo prólogo de la alegría". Así que bien alegrote le salí a esta fémina con que yo corría todas las mañanas. Supuse que sería un "gancho" y un recurso favorable.

"Luis, hagamos algo...", dijo (mi mente perversa se pintó de rojo pasión). "Ya que nos encanta correr, echemos un café, nos vamos a dormir (pensé que me estaba sugiriendo el sabanazo) y mañana te veo a las 6 AM en Cuemanco para correr y medir tus tiempos y mis tiempos". De pronto, se abrió el cielo y salió de entre las nubes una voz que decía: "¡Tómala pto!".

Bueno, "mis tiempos" no eran de bonanza. Lo máximo que había hecho previamente, en cuanto a movimiento constante de extremidades inferiores se refiere, era rodar 3 pisos por las escaleras en un edificio de Viaducto. Difícilmente mis 6 años en el futbol me habrían de ayudar porque sumaba al menos 15 meses sin entrenar más de cinco minutos.

Pero el amor es el amor y la reverendísima pendejez es la reverendísima pendejez, y más hermoso es cuando estas dos variantes de la vida confluyen en un objetivo: lograr un primer apretón de boobies. Así que, tirado todo este choro, le contesté a Elvia con el entusiasmo de un flamingo en pleno trote: "¡Excelente!"

Al día siguiente, la fémina llegó muy mona a la pista a las 5:55 AM. Llevaba sudadera, licras de "squezzeame, squezzeame", tobilleras, tenis blancos y esa cola de caballo que hace que cuelguen unos cuantos caireles sobre la frente. Un efecto muy coquetón.

Este servidor, en tanto, arribó con sus pants de dormir, acondicionados para el reto sabatino y sin ensayo general. Preparadísimo para tragarme los kilómetros del circuito, y por dentro mis músculos igualmente listos para convertirse en espasmos feroces y calambres atroces. Yo pensé: "Cuando acabe esto, el amor empezará a hacer de las suyas". Menuda ingenuidad la que habitaba en mí.

Y, pese al amanecer rojizo y cautivante, que empieza el recorrido de modo brusco. Elia se quita la sudadera y... ¡azummmaa!. ¿Por qué me pasa esto antes de arrancar? Ya estaba agitado y todavía no venía la primer zancada. "¿Listo?, ¡a correr!", gritó la de ojos verdes. Y que se empiezan a mover sus licras solitas. Puuum, puum, puum, "¡Vamos Luis, no te me atrases!". Y el pum, pum, pum con ese ritmo de gelatina bien cuajada. Chale.

Reaccioné y quité los ojos de las licras sonrientes como a los 200 metros. Y eso porque un ciclista en sentido opuesto al mío casi me plancha. Elia me jaló hacia ella, pidiendo que no me separara. Y pues... así… imposible negarme.

El trote y la plática compaginaron a la perfección en el inicio, con anécdotas y relatos de los tiempos idos, con tantos temas brotando que hacían pensar que la pista sería insuficiente para albergar la totalidad de las palabras. Parecíamos conversadores de años, burlones de un mismo tipo de presa y hablantines de cualesquiera síntomas de complicidad. Buen saldo para ser nuestro primer encuentro distendido.

El problema vino como a los 700 metros por una simple razón: todo hombre no deportivo empieza a cocinar saliva gelatinosa en la garganta más pronto de lo esperado. Eso sucedió. Elia platique y platique sin que se le doblara una sola sílaba, y yo empezando a ladear la cabeza. Mejor dicho: todas mis anécdotas empezaron a quedar atrapadas en el consomé de gallo que se tejía en mi esófago (y que, obvio, no debía echar a la pista frente a esta mujer de los ojos verdes y las licras rítmicas).

Así pues, los siguientes tramos los recorrí en tinieblas. Mientras ella hablaba, yo hacía dominadas con mis pulmones. Un poco más adelante, que se apaga mi turbina derecha, pero bien dicen que se puede subsistir con un pulmón, así que continué como si nada, alejado años luz de mi centro de sinceridad.

De pronto, cuando mi cara estaba morada y mis jadeos eran peores que los de una rumana con dos negros en plena película porno... Elia reconoció en los corredores de ruta opuesta un rostro familiar, frenó y comenzó con él una plática de 5 minutos, lo que me hizo elevar mi más adolorido agradecimiento al santísimo cielo. Tiempo suficiente para que yo me perdiera en los arbustos aledaños y me acostara en el pasto con brazos y piernas en forma de "X".

Volví a la acción con mejores pulmones, pero mi "target" me recibió con un latigazo equivalente a correr 20 kilómetros más: "Ya podemos seguir. Era Alfonso, un niño que me encanta; andamos saliendo". Se abrió de nuevo el cielo y salió de entre las nubes una voz que decía: "¡Tómala otra vez ptoooooo!".

El amor es el amor y la reverendísima pendejez es la reverendísima pendejez... y todo por lograr un p… apretón de boobies. En fin.

Benedetti declamó alguna vez: "La muerte es síntoma de que había vida". Yo simplemente diría que el pum pum de unas licras rítmicas es síntoma de que había... y mucho. Pero no para mí.

17 años después de nuestra última plática, Elia y yo contactamos hace unas semanas vía Facebook. Ambos ya casados, ella viviendo en Puerto Vallarta y yo en la ciudad que le tapó la boca a la influenza. Lo primero que me preguntó fue: "¿Qué ha sido de tu vida, sigues corriendo?".

Han pasado 10 días. Todavía no le contesto.

Wednesday, May 13, 2009

Sin título


- Alex, aprovechemos que no hay luz. Ve este video en mi laptop. Creo que te moverá.
- ¿De qué es, Luis?
- Es la escena final de "Cinema Paradiso". A las mujeres les encanta y no porque eso me pase a mí también, soy vieja.
- A ver, pues...

Pasan 4 minutos.

Mi hermano Alex está conmovido. Y yo, aunque ya había visto la escena de los miles de besos con los que concluye la película, estoy peor.

Me asomo a la ventana con los flashazos de la vorágine de besos y la música de Ennio. Tengo ganas de berrear. Se siente lo de siempre, parece que la nariz inhala piquín. Te raspa por dentro mientras te resistes a llorar. Vaya momento.

Sin palabras, sin luz, sin título.

Tuesday, May 5, 2009

El rey ha muerto


Yace muerto, y su trono y su mujer están libres.

Esférico y cíclico. Así es el mundo. Y a las vueltas nos atenemos. A veces carne, a veces zopilote, a veces ladrón, a veces estafado. Es cuestión de posición, de lugar y de tiempo. De aspirante a rey, de esclavo a señor, de presente a pasado. Todo es cíclico y nada perpetuo.

Dicen que cuando el rey muere, su mujer queda libre. También su trono y su corona.

¿Cuántos tronos poseemos?... ¿y por cuánto tiempo?

Tuesday, April 14, 2009

Billy The Kid


Al morir adeudaré la vida de 21 hombres, sin contar mejicanos. Poco me importa. Cuando el Todopoderoso me pida cuentas, hablaré, y de no alcanzar fianza, arderé y me batiré en duelo con el diablo de la lengua puntiaguda.
Mientras tanto, aquí en el desierto la vista que vale es la aérea. Los forasteros somos hormigas porque el horizonte se lo bebe todo. Sólo los pájaros bajan a pelarle el pellejo a los perdidos que dejan de ser hombres para convertirse en carroña. Aquí los ataúdes son de arena.

Me llamo William H. Bonney, soy un bajito de alto descaro, uso sombrero de copa, tengo dientes de pianola rústica y cabalgo con la espalda recta, como los bandoleros de Wyoming. Me apodan "The Kid" y aturdo al desierto con balas que terminan abolladas en las sienes y en los estómagos. Nací en 1859 en un piso miserable de Nueva York y me cuentan que al parirme jodí tanto a un vientre irlandés que mis padres se vengaron, desterrándome con negros. Entre ellos me crié, presumiendo ser la única rata blanca y de nariz delgada.

Detrás del ansia por conseguir mi cadáver se esconde el oro de California y Arizona, cerca de los bisontes y del cascabeleo de las serpientes que aún no han sido desolladas por los cararoja. Huelo a muerte y a deuda, esquivo cráneos de vaca en el suelo y me resisto a morir en una celda maloliente donde no hay más compañeras que las moscas.

Recuerdo esa noche sin mes de 1873 en Llano Estacado. Bebía licor pendenciero en la taberna donde balbucean por igual sicarios que borrachos, debajo de un cielo desgarrado por esos relámpagos de Nuevo México que parecen disparos fallidos. Al amparo de los coyotes que siempre miran escondidos, vi entrar a un gordo sudoroso, con una hilacha de hierba entre los dientes y con la barriga sostenida por una cruz de municiones. Pregunté al hombre sin nombre que tenía a mi lado. "Se llama Belisario, es una rata de Chihuahua", me contestó el incauto con aliento encebollado y temeroso. Segundos después, cayó el mejicano, primero con su barriga y luego con la nariz. El agujero en su frente liberó sangre mientras yo le soplaba a mi pistola, aún humeante. No fue necesario disparar de nuevo. Tampoco marqué su apellido en mi revólver porque nunca ha sido meritorio dormir mejicanos. Un testigo me aduló con un whiskey gratuito y decidí recostarme esa noche junto al polvoso cadáver del gordo. Yo tenía 14 años.

Desde entonces, mi apodo mató a mi apellido y muchos comenzaron a temerme como pillo de hacienda y bandido sin escrúpulos ni clase. Por años, nutrí mis dedos con disparos certeros, mi garganta con aguardientes baratos y mi orgullo con burdeles cuyas orgías me asqueaban luego de tres días. Así, me hice adicto a los agujeros rellenos de sangre... y de semen. Al fin y al cabo, ambos producto de disparos.

Arrepentido estoy por haberme batido en duelo con el borracho Joe Grant. Su revólver hizo "click" mientras el mío retumbaba tres veces en todo Fort Sumner. El alcohol lo tiroteó, yo solamente lo derribé. Nada justo. Tal victoria no me enorgullece.

Pero lo más costoso fue dormir al comisario Brady. Aquel día hice hoyos en la pared de una casona de Lincoln. Coloqué en uno mi fusil y aguardé oculto, mirando la avenida principal. Pasadas dos horas, apareció Brady cabalgando lento, con su sombrero que le oscurecía el lado derecho de la cara. Abrí fuego y la bala le partió el pómulo y la mandíbula. El segundo tiro dio en la sien y el tercero destrozó su nariz. El caballo huyó. También yo.

Mi captura se valuó en 500 dólares y el sheriff Pat Garrett inició mi cacería en diciembre del '80. En las emboscadas, murieron mis hermanos Tom O'Folliard y Charlie Bowdre, mientras que sobre mí cayó la sombra de prisión. La fecha para ahorcarme en Lincoln se fijó para el 13 de mayo, entre las 9 matutinas y las 3 vespertinas, pero escapé antes rafagueando a dos guardias. Las últimas dos rayas en mi revólver.

Recién escribí la séptima carta al Gobernador Wallace pidiendo tregua, pero su indiferencia me sentencia más que el Todopoderoso. En tanto, el maldito Garrett es un zorro rabioso que me acecha. No lo huelo, pero él me olfatea muy de cerca.

Hoy es 14 de julio de 1881. Amanezco lagañoso en el caliente Fort Sumner, recostado entre la ventana sucia y la espalda desnuda de la mejicana que me ha servido más con sus manos que con su boca. ¿Será que mi cuerpo de pera no le apetece?

- Esa noche, el sheriff Garrett, el hombre que practicaba matando búfalos, pilló finalmente a Billy The Kid derramando saliva entre los senos de la misma mejicana. Antes de que éste tomara su revólver, se escuchó un disparo y se dibujó un hueco rojo en el pecho del joven. El cuerpo cayó y se dice que la agonía, blasfematoria al por mayor, duró dos minutos. Los relatos añaden que el cadáver fue lavado y exhibido en el vidrio de un almacén. Que al cuarto día lo maquillaron y que a la semana... decidieron sepultarlo.

Por último, se dice que El Todopoderoso cerró de golpe el libro de salvación al toparse con Billy, pero, seamos sinceros, esto no puede comprobarse porque nadie, nadie, nadie... lo ha visto.

Me refiero a Billy -

Monday, April 6, 2009

Inphidélico


Nací Aries, aunque Tauro me peleó hasta el final. Muchos libros me aburren y muchos SMS de no más de 5 palabras me han curado. He tenido amores de microondas y he sufrido las consecuencias.

Hoy simplifico considerables situaciones sin llegar a convertir mi vida en un vil EP. Disfruto el silencio, tomo la carretera de noche a menudo y no dejo de simular con los brazos que toco la batería. Expulso estrés, o por lo menos me hago a la idea de que estoy más tranquilo.

Uso la lengua para herir, pero no me la corto porque también sé halagar y paladear. No me alarmo con los temblores, pero me da pánico todo aquel que se coloca en una cornisa, ya sea para tirarse o para amenazarme. La fosa nasal derecha se me tapa cada noche.

Los refrescos de lata me duran 20 sorbos y a mi pandilla de amigos no se les acaba el gas. No me apresuro a tener hijos y soy adicto a las canciones que no son lanzadas como singles. Observo a mucha gente que jamás sospecharía que existo y amo el licuado de mamey, pero odio la sensación espesa que me deja. Sé que puedo morir si me atrevo a patinar en hielo.

Tomo café lechoso, aborto la impuntualidad y miro las boobies con la atención que merecen. Vivo no como si fuera el último día, pero procuro que a diario haya sensaciones de sábado. Hago sincronizadas, hago muecas, hago que no veo a nadie y, a veces, disfruto hacerme güey. Detesto la cerveza.

Conecto con Dios a solas. Él me responde siempre, y aunque a veces se tarda, jamás ha sido impuntual. Tomo el vodka con piña. Mis dedos son horribles por comeuñas y me niego a sustituir la cartera que le compré en 2004 a los nativos de El Calafate. Deseo, por cierto, volver a la Patagonia.

Hablo con más hombres, pero platico más con mujeres. Me gusta joder, me intrigan los asesinos seriales y procuro ayudar, pero odio pagar por las tropelías de la gente. Sé pedir mil consejos más que hace 10 años y llevo a dieta 36 meses, pero nunca ha durado ésta más de tres días seguidos. Soy nitrógeno, pero tengo corazón de gelatina. Estoy damnificado de muchas cosas, pero no puedo pedir más.

Y sí, lo diré: sin mi esposa mi perversión sería un tigre en el mar.

Friday, March 27, 2009

Ciego


He decidido que pronto iré a un concierto sin pagar entradas. Me ubicaré afuera del inmueble y consumiré de principio a fin el repertorio. No habrá que mirar nada, evitaré los codazos en la nariz y me ahorraré a quienes, sólo por sentirse parte de, te preguntan el título de una canción que jamás han escuchado ni volverán a escuchar.

Sólo meteré oído y a gritar lo que haya que gritar. Experiencia distinta. Una empanada mental. Similar a comer un sandwich con el puro pan o a besar a alguien del otro lado de un vidrio. Similar a un suicidio en el que el insulso termina en el hospital y no en la morgue.

Pero considerando que un concierto es para mí un punto catártico en la vida, será entonces más parecido a un escote prohibido.

A ver a qué sabe.

Monday, March 23, 2009

Las pingüineras, 2004


Date: Tue, 12 Jul 2005, 13:48:41
From: robpiccini@yahoo.es
Subject: Desde Canarias

Queridos amigos:
Nos causó gran alegría recibir noticias de ustedes y saber que todo sigue siendo "miel". Así debe ser para siempre.
Tuvimos que adelantar nuestros planes de vacaciones, ya que en julio y agosto ¡nos convertiremos en abuelos!, así que nos fuimos a un crucero por el mar Adriático, desde Atenas hasta Venecia, visitanto las islas griegas y Dubrovnic. Una maravilla, muy recomendable.
Ya para octubre, viajaré a Argentina para ver a mi madre. La ida a vuestro querido México lo tendremos que dejar para más adelante, pero como le digo a Viviana, tampoco mucho más. Así que esperamos que ustedes se decidan antes a hacer ese periplo por Europa y Canarias, o por lo menos Canarias, y así poder vernos finalmente.


Con nuestros mejores deseos, los abrazamos.
Roberto y Viviana


Como indica la fecha, recibimos este correo hace casi 4 años, tiempo que he conservado a salvo el texto en uno de mis folders extrañamente titulado "No arrumbar".

Conocimos a esta pareja de argentino y española durante nuestra luna de miel, en diciembre de 2004. Fue en el hotel "Del Glaciar" de Ushuaia, mientras un grupo de vacacionistas aguardábamos en el lobby un trayecto en barco de seis horas que nos llevaría a descubrir una isla de pingüinos, una de las atracciones más célebres de la también llamada "Tierra del Fuego".

"¿De dónde son?". Roberto rompió el silencio tras un rato de mirarnos desde uno de los sillones. Mara, con su particular facilidad para charlar, requirió no más de 5 minutos para explicar nuestra procedencia, apellidos, edades, signos zodiacales, pérdida de nuestro equipaje cortesía de Varig, familias, trabajos y motivos generales que nos llevaron a casarnos y a desembarcar en la Patagonia (previamente Calafate y en puerta Bariloche).

Media hora más tarde, abordamos el barco en compañía de estos dos, quienes celebraban algo así como 40 años de casados. Sí, una extraña especie en extinción que no concebía su longevidad matrimonial ni como una cadena perpetua cuyos números de preso están tallados en los anillos, ni como un tipo de envejecimiento asistido. Ellos lucían felices, así que había que mirarlos bien, olerlos bien y escucharlos todavía mejor. Él... un tipo de anchos anteojos, peinado hacia atrás, fajado con simetría y dando esa idea de ser impecable en todos los sentidos. Ella... con aparente carácter fuerte, pero risueña, de espalda firme, ojos pequeños, piel pálida y dientes alineados.

Dicen que las caricias corrigen, mitigan y arropan, así que, a lo largo del viaje rumbo a las heladas pingüineras, la mano de Roberto no dejó de calentar las mejillas de su mujer, menos expresiva, pero nunca indiferente. Ella esbozaba una sonrisa lo suficientemente elocuente como para confirmar que cada quien tiene sus métodos y unidades de medida. Cotizando, 25 caricias de Roberto equivalían a un beso de Viviana. Y así se entendían.

Al llegar a la isla de los pingüinos, comprendí que aquel día, además de apreciar a mi animal favorito, sería de enseñanza pura. La explicación de un guía sobre la forma en que estos animales conciben a su pareja empató con los consejos que me daba Roberto, enfatizando que una relación tiene algo de farmacéutica. El "oficio" permite conocer las dolencias y los secretos del cónyuge, y ensayar remedios. Las lágrimas recrean las antiguas "gotas cordiales" del boticario, destinadas a incidir en el corazón y a repararlo para seguir adelante. Si un pingüino extravía a su pareja, la buscará de por vida. Una digna encomienda, especialmente en los tiempos en que tener éxito en pareja está en desuso.

En el retorno a Ushuaia, sentí el habitual mareo porque mi estómago suele pagar caro mis sugestiones al viajar sobre agua. Roberto me distrajo hablándome aún más sobre sus 40 años al lado de la mujer de los dientes alineados. Mientras, en la proa, Mara y Viviana desmenuzaban a su estilo el otro lado de la ecuación.

Al llegar, y con esa paradoja de helarnos en plena "Tierra del Fuego", la noche inspiró una invitación a cenar. Roberto nos pidió ignorar el menú y garantizó la mejor merluza negra del mundo. "Si me permiten...", dijo. Y le permitimos.

Promesa cumplida, delicioso manjar y una plática que no por ser la última fue menos nutritiva. Mi mejor forma de responder a las palabras de aquella veterana pareja fue soltar el tenedor por impulso y tomar la mano de Mara. Luego le apretujé los dedos, como expresándole vía epidérmica: "Tenemos cenando frente a nosotros 'la meta', aunque esté en desuso llegar a ella". Me contestó con un beso en la mejilla que no he olvidado.

A la mañana siguiente, minutos antes de dejar el hotel, nos tomamos la única foto que tenemos con Roberto y Viviana... justo en la orilla del continente. Después mantuvimos comunicación binaria México-Canarias durante meses, pero desde aquel martes de julio de 2005 no hemos tenido noticias de los distantes abuelos.

Tal vez sea conveniente ir a buscarlos algún día. Al fin y al cabo, tras haberlos hallado en el fin del mundo, no debiera ser difícil la segunda expedición.

¿Será que Roberto extravió a Viviana y, cual pingüino, no responderá hasta que la haya encontrado?