Saturday, April 28, 2007

Súper disco chino filipino


Hoy que nos despertamos Mara y yo... parecía que nada sucedió en nuestro comedor y nuestra sala, declarada ayer zona de desastre.

La señora Gloria, aquélla de la voz suavecita y quien siempre se aparece en los amaneceres post-fiesta en forma de torbellino de "Maestro Limpio", volvió a cumplir con una apoteósica labor y convirtió lo abominable en celestial santuario. La casa estaba lista para un Rosario con las vecinas de mi mamá. Ni un olorcito a cigarro, ni un cadáver desperdigado, ni un pedacito de relajo volando. Un milagro otra vez a cambio de 200 volovanes. Una ganga.

Así es, un año después de la invasión de los nacos, llegó la ocupación de los escuintles con una gran producción mérito de mi amada, quien decoró de Spiderman hasta los chones que traía. Oliver Twist se posesionó de Ariel, Pinocho de Lalo, los hermanos Pampers de Luisma y Gaby, la niña del chonguito bizarro de Mara y la presumida de la paletota (sin albur) de mi hermana Lawrence, por dar algunos ejemplos. Yo... le hice a Alfalfa.

No sé si calculé mal o si se me botó la canica, pero el censo de población reventó y, de pronto, ya sumaban casi 35 vertebrados en nuestra pequeñísima morada, la que usualmente se convierte en cementerio de la cordura. Y todo por convocar a rufianes del buen-vivir como Mike (quien en esta ocasión nos honró con la compañía de su novia Ari), como Roque y su respectiva mademoiselle, como Vess y su queridísima Tatiana alias Muñeca de Trapo, como Memo, Jess, Tusi, Luis Felipe, Loyo, Ale, Gil y Rod. Todos muy dispuestos a hacer el uso más cavernicolesco de nuestras instalaciones.

Ni qué decir de la pandilla de Skinheads que nomás tocaron la puerta, les abrí y me preguntaron que quién era el mentado cumpleañero (yo dudé en contestar por temor a que me ejecutaran). Al ver que todos sonreían muy tranquilitos, los invité a pasar. No fueran a salirme con que eran sicarios de los Arellano y que por hacerles una mueca, dejaran dos agujeros en mis tenis Panam. Muy rudos, muy rudos, pero al final de la velada me pareció oírlos cantar "El triste" de José José y berrear con "La Maldita Primavera" de Yuri. Pagaron por su pose de serial killers lo que yo por los Pau-Pau que mezclé con vodka para hacerme los desarmadores menos glamorosos de mi vida.

Avanzó la noche y, sin previo aviso, el contingente era una olla de presión. Sin que uno quisiera, llegaban arrumacos igual para machos que para doncellas. Parecía la fila de las tortillas en día 1 de mes y si uno cambiaba de dirección bruscamente, en una de esas también lo cambiaban de sexo. Creo que ayer conocí realmente a mis amigos. Sacar una foto implicaba levantar el brazo y que la axila diera el flashazo.

En un instante escapé para "orearme", me topé con una vecina y con su hijita de 4 años, Ana Paula, quien en cuanto me vio con gorrito de fiesta, me dijo "Dame todo lo que traes" (pidió un gorro para ella, una paleta, un globo rojo y una dotación de golosinas). Mientras cumplía yo bien obediente, a la pequeña se le iluminaron los ojos cuando en el horizonte apareció Pinocho (Lalo). "¡Mamá, es Pinocho!", gritó ilusionada Ana Paula, tras lo cual, yo solicité al narizón de cedro y de las grandes mentiras que dejara su chupe y se acercara a sacarse una foto con la peque.

Todo perfecto con él y con su admiradora hasta que el hombrecito de madera sacó un encendedor para echarse un cigarrito. No puedo describir la reacción de la niña al presenciar esto. Sueños destruidos. Nubarrón de la inocencia. En tan corta vida no cabe tanta desazón. Su ídolo Pinocho... un vicioso. Gepetto... ¿dónde estabas?

Pero bueno, olvidemos el episodio y digamos lo que sucedió una hora después. En pleno festival de la hermandad, con los disfraces de niños a medio morir, el alcohol subiendo por las arterias de algunos y con el "Súper Disco Chino Filipino" de Enrique y Ana sonando fuerte desde la laptop, la benemérita Luz y Fuerza nos dejó fuera de combate. Sí, el primer apagón duró unos minutos, pero después vino la réplica y, entonces sí, nuestra hermosísima morada se convirtió en territorio comanche.

Lo más curioso de todo es que, pese a la transformación del lugar en una sucursal de los pensamientos más oscuros de Paul (por cierto, gran ausente), nadie se movió. Mike, con esa experiencia que le dejó su vida pasada de animador de fiestas infantiles nos llamó a Luisma y a mí al centro de la pista, y nos arrancamos con las que no suelen fallar: "17 años" y "Pásame la botella". La gente se nos entregó, aunque lamentamos que un sólo "bra" volara ni quedara colgando de la nariz de Pinocho.

Nuestras vocales perduraron hasta el momento en que se hizo la luz de nuevo y, ¡oh calamidad!: a la alfombra le había dado sarampión. Dígase de otro modo, estaba llena de pastel de Spiderman. De igual modo, la pared presentaba rastros de pastelazo.

Yo ignoraba quién había hecho tal cosa, pero de pronto Mike y su galana (quienes en su otra vida fueron ladrones de poquísima experiencia) se presentaron y confesaron todo. Yo los perdoné cual tipo misericordioso que soy, pero ni así los convencí. Habría sido más fácil decirles: "Sí, ya, carajo, ustedes tienen la culpa", pero tan dulce soy que no me atreví.

Al final, el "Súper Disco Chino Filipino" no se llevó el alma de nadie y todos sobrevivimos. Incluso la casa, la alfombra y la pared, mismas que hoy aparecieron brillantes, se asemejaron a una pila bautismal con olor a bendita niñez.

Que Dios nos conserve jóvenes por siempre y que Pinocho vuelva a la de ya a dormir en los cuentos.

Thursday, April 19, 2007

Hoy llovió


No veo muy bien. Hay ocasiones en que se nubla la mirada y empieza a llover sobre el rostro. Es como el clima. No se puede saber cuándo lloverá otra vez. De pronto sucede.

Hoy he cumplido 29 años (o al menos eso me dijeron mis padres y les creí). Tal vez ni siquiera soy Aries ni tampoco debería presumir que soy de abril, pero como en esta vida lo que nos dicen antes de los 5 años es ley, pues yo no le moví al asunto.

Crecí así, obedeciendo en general a mis antecesores y creyendo cada cosa que decían. Fui todo de ellos, el bebé consentido durante un buen tiempo, un chavito calmadón, dedicado a la escuela aunque mis notas fueran cayendo con los años, cumplidor en el deber de "ve y dile a tu papá que..." así como el "¿ah sí?, pues entonces dile a tu mamá que...", un joven más o menos puntual tras las salidas y al final, el clásico comprometido que salió casado con su amada de la forma convencional. Nadie me corrió de la casa.

Creo que la única vez en que no dije nada y en que jamás supe (ni sabré) si los obedecí o no fue cuando estuvimos sentados ahí en la sala de mi ex casa. Mi gran viejo y mi hermosa madre nos comunicaron el divorcio.

Callé. No hubo mucho qué decir porque aunque uno puede decir mil cosas, no significa que exprese. En mi caso, hablé en silencio y el resto se lo dejé a la lluvia sobre el rostro cuando me nublé.

Adquirí la extraña costumbre de desacostumbrarme a mi familia en términos totales y comencé a gozarlos en su propia burbuja. Fragmenté mi album familiar y disfruté cada hoja por separado. A veces junté dos o hasta tres páginas, pero no más. No juzgué y, cuando fue necesario nublarme, dejé que lloviera.

Hoy el clima me jugó una mala pasada. Mi amada Mara tramó algo, hizo una jugarreta y, antes de que yo reaccionara, me tenía listo el regalo que jamás esperé encontrar.

Entré a un restaurante y ahí estaban. Mi padre sentado frente a mi madre. Me detuve un poco y sí, comprobé que eran ellos. Él con sus canas, y ella sin esa clase de problemas. Es güera, no se le notan.

Después llegaron mis hermanos Alex y Lore (con todo y mi sobrina Reni) y yo... a la intemperie por vez primera desde aquella noche en la sala de mi ex casa en 2004.

Crecí, pero jamás aprendí a medir el temporal y hoy, cuando los vi de nuevo ahí, abrí los brazos, esperé a que se nublara y comenzó a llover como nunca antes.

Se me ha borrado algo, quizá el rostro.

Sunday, April 15, 2007

¡Pausa!


Ahí estábamos Mike y yo en pleno jardín, con nuestras camisitas tipo polo, muy monos, chupe en mano y paladeando el crepuscular cumpleaños 29 de Gaby, mi hermana de distinto apellido, nacida cinco días antes que yo y con suficiencia para saber que, por ello, le debo respeto.

Mirada esparcida, pasitos laterales en gallo gallina, de izquierda a derecha y de regreso, de los fresas que, por más que les gusten las cumbanchas, no darán su brazo a torcer para que no trastabille la pose elegante. Somos de esos que toman el rococó musical como algo necesario porque a las mujeres las cautivan lo mismo las rolas de Valentín que las de Flans y Timbiriche, pero también somos quienes jamás habremos de extraviar el estilo, al menos en tanto sobrios nos mantengamos y en pie nos sostengamos.

Y así seguíamos mi compa y yo ayer, charlando y a la vez no cuando entre nosotros se cruzó abruptamente una figura delgada cuya máxima curvatura emanaba de las formas de unos anteojos modelo '62. Una risueña señorita rompió la línea recta de nuestra conversación, hizo una pausa de cuatro segundos (no más, no menos), y después reactivó su camino hacia cualquier lado.

Bien lo dijo Mike: nos dejó fríos como Chespirito a dos defensas en la película "El Chanfle". Nos quebró la cintura, nos suspendió en el firmamento, casi le dio tiempo de tomarse un café, y después siguió su andar con paso constante y sin dar mínima explicación. Desde ese instante, hubimos de bautizarla como "La Niña de la Pausa".

No muy agraciada, pero 100% graciosa. Desprendida de ese temor a ser cordial con los hombres. Todo lo contrario. Una lindura a la que, por más que la disecciones, no le podrás encontrar tejido de arrogancia. Amistad a primera vista.

Ese detallazo de la suspensión del tiempo, del sonido y del espacio no fue todo. "Pausa" incluso nos agradeció su apodo con una carcajada de tal magnitud que nos dieron ganas de adoptarla como amiga entrañable con el bagaje de 20 años de confianza detrás y con apenas 10 minutos de conocimiento. Mike y yo estábamos fascinados, pero de pronto también la flaquita contagió a los de al lado y, por supuesto, a mi amadísima Mara, quien no la bajó de una chilanguita a toda madre.

Avanzó la tarde y la doncella nos siguió hechizando con sus bromas limpias y una risa diáfana de dientes completos a prueba de obstáculos y complejos. No sé cómo sucedió, pero de pronto "Pausa" ya nos había devuelto el favor en la ocurrencia y nos había apodado para completar el teatro de una fiesta que, de ser masiva al comienzo, se hizo selecta y pequeña en las horas finales: yo era "Forward", Mara "Rewind", Luisma "Play" y Mike "Stop" (el apodado "Necaxista" ya no alcanzó sobrenombre estereofónico).

Todos muy sentaditos a un lado del jardín celebramos el detalle. Los pocos que quedamos para entonces fuimos niños otra vez. Hacía falta esto, especialmente para quienes rondamos esos 30 que por momentos nos hace asomarnos más a lo que viene y olvidar lo que fue.

Hoy, muy temprano, me levanté dando tumbos rumbo al baño. Regresé a la cama y ajusté el despertador de mi celular para un domingo de rehabilitación. Por un dedazo cortesía de mi estado somnoliento, entré a mi directorio y me percaté de que en el casillero 88 estaba el número de "Pausa".

Mi mujer no perdió un segundo en explicarme que "Pausa", "Necaxista", Luisma, Gaby y Mike, además de otros esenciales, estarán presentes en una fiesta infantil que he planeado para dentro de un par de semanas. Ayer mismo les extendí la invitación para mis 29, esperando que como es su costumbre año con año, no fallen.

Espero con ahínco e ilusión volver a verlos para poner pausa y permanecer unas horas así, paladeando las pocas cosas que no serían igual de grandiosas si fuesen muchas. A veces falta ponerle pausa a este mundo escurridizo y ruidoso.

Wednesday, April 4, 2007

Flacidez vecinal


"Mara, el poli con cara de judicial no me hace caso y pido su remoción porque no me ayuda con las bolsas del mercado", "Luis, ¿pueden convocar a una junta porque la vecina de la casa 9 y yo, más que una entrañable amistad, compartimos una enorme humedad?", "Mara, ¿ya se hizo la limpieza de la cisterna?", "Luis, me cayó un asteroide en la azotea", "Vecinito, oí que una vecina ofendió al poli diciéndole que es su gato", "Mara, mi hija dice que 7x2 son 16, ¿puedes explicarle mate?", "¡Mara, Luis, Mara, Luis!".

"Amor, amor, despierta".

"Q’, q’, q’, ¿qué?… ¡pss qué!, ¿qué de qué, pues qué, qué traes o qué?!!".

Ya andaba yo muy acá echando bronca, pero estas agradables pesadillas son las que hacen que uno se despierte alterado a las 7 de la mañana.

Sí, nos ha llegado la hora, tenía que suceder en algún traumático momento de nuestra existencia y, hoy… ya somos oficialmente los nuevos administradores de nuestra privada. Una cosa en verdad recomendable. Sí, no saben cuán felices nos hace.

Para ser más precisos, mi mujer es la administradora y yo asumí el rol menos complicado. Soy como Martita y nuestras mascotas como los Bribiesca. Y todos, like one big happy family, nos hemos puesto, por la maldita y clásica cortesía que nos fue sembrada, a las órdenes de los vecinos "para lo que se les ofrezca".

El problema para este periodo de labores 2007-2009 no son las nueve casas que debemos "administrar" (¿qué significa esto exactamente?), sino el no tener ni p... idea de cómo empezar.

Yo no sé qué diablos hizo Melody, la anterior administradora, pero tres cosas me quedan claras: primero, que ella ya se largó, segundo, que el balance de gastos que nos dejó es un algoritmo jupiteriano, y tercero, que por alguna extraña razón todos los problemas vecinales estallaron a los dos minutos de haber nosotros tomado posesión. Conclusión: ya queremos renunciar.

En verdad. Apenas cambió la gestión y todos vieron a Mara como Batman y a mí como el Chico Maravilla. Todos nos confirieron súper poderes (o nos vieron súper pen..) y ya nos saludan como nunca, pero eso sí, también nos exigen más que la Chilindrina a Godinez y Doña Florinda al Profesor Jirafales.

La tierra por poco y se abre cuando mi mujer y yo nos percatamos de que era insuficiente el mantenimiento que pagamos todos cada mes. Ya de plano se generó un terremoto cuando, en nuestra primera gran medida como "patrones", hicimos del conocimiento público que debíamos subir la mentada cuota (mentadas las que nos habremos llevado en silencio).

Es que nunca faltan los de pensamiento perredista que creen que subimos el mantenimiento para contratar el plan Universe de Sky, ni tampoco aquellos legionarios del ateísmo sectario (quienes no creen ni en Dios, ni en Mahoma, ni en Buda, ni en Maradona, ni en el dinero como medio de subsistencia vecinal). Todo, todo, todo… es fraudulento. Somos un cover de Vicente Fox, o por lo menos, de su esposa.

Así pues, a menos de un mes de haber comenzado, ya podemos presumir de innumerables "curiosidades" como administradores malogrados:

- Ya conocemos a la perfección a nuestros cohabitantes
- Ya aclaramos que no es obligación nuestra hacer nudos de corbata, lavar carros, ni fumigar infidelidades
- Una vecina ya nos pidió que busquemos a quienes tiraron balazos por estos rumbos (pero que antes investiguemos si lo soñó o si pasó en verdad)
- Ya sabemos cuánto cuesta pintar de mostaza unas casitas de 160 metros cuadrados y con cuantas cubetas
- Ya no vemos el área común de la privada como el jardín que parecía perfecto por obra y gracia de Dios
- Ya nos fue avisado que la insatisfacción sexual de una de nuestras vecinitas también es culpa nuestra
- Ya recibimos dos cartas membretadas con faltas de ortografía del poli pidiendo justicia, respeto, paz, recuento de votos, fondo de ahorro, una prima vacacional y otra prima para la caseta en el turno nocturno
- Ya instauramos un horario de atención a clientes para que las quejas comiencen a llegar después de las 10 de la mañana
- Ya anunciamos en el IFAI colonial cada cuándo nos ponemos jariosos mi mujer y yo para que haya absoluta transparencia
- Ya empezamos a intimar con el desdén servicial porque, con un demonio y mil diablitos más, a nadie se le tiene contento
- Ya queremos irnos a vivir a Juliantla

En resumen y por todo lo antes mencionado, se recompensará a quien brinde datos precisos que lleven a la localización o ubicación de la señora Melody Dolores del Río Salinas de Gortari.

De hallarla, favor de entregarle el siguiente telegrama: "Melody, pasástete. Encuéntrote, ahórcote. Everybody knows. Vecinas taradas. Menopausia. Impotente yo. No mandes viagra. Manda lana. Hija, vete. Tiznada".