Friday, November 28, 2008

El bolchevique


Hace 20 años y 1 día murió mi abuelo Ramón. Yo tenía 10 años y mi hermana Lawrence, quien padeció el amargo derecho de enterarse primero por tener 12, se encargó de distraerme jugando conmigo en el pequeño patio de la casa de San Gabriel.

Como es evidente, los nietos no estuvimos en la habitación en la que mi abuelo congeló la mirada con un semblante que no estaba encendido como en la alborada de su vida. Y durante dos décadas no hemos hecho más de cinco preguntas acerca de aquella transición familiar en la que la batuta pasó a manos de mi abuela Carmela. Los hijos (mi padre, mi madre y mis tías) estuvieron ahí. Según dicen, mi tía Tere cerró las compuertas del dolor y los demás lloraron en nombre de ella, agradeciéndole su fuerza en momentos en los que es inusual que una palmera enfrente así a un huracán.

Cuando mi padre nos comunicó la peor noticia de su vida con ojos rojos, nariz taponeada y lentes empañados, creo no haber reaccionado como debía. Guardé silencio, no lloré, miré las paredes de la casa y entendí todo en los domingos subsecuentes, cuando palpé que ya no asistía con mi abuelo y mi primo Fer al Sanborn's de los azulejos, donde las vastas meseras le servían café y lo saludaban con un gentil "Buenos días, Don Ramón".

Ya lo dije alguna vez: impecable tipo. Peinado hacia atrás, manos y seguridad en los bolsillos, sonriente al mundo y galante a las mujeres; con la mirada coqueta escondida tras los anteojos negros y el piropo atrevido, medido y exacto, como si las alabanzas las mandara hacer también con su sastre. Para las casadas, era de alto riesgo sostener una conversación con él por más de dos minutos sin que terminaran lamentando su estado civil. La cortesía, en altas cantidades, puede volverse afrodisíaco.

Era Carrillo, pero también Monter, misterioso apellido por el que un primer mito ubicó nuestro origen familiar en Cartagena y de golpe nos hizo cercanos a la idiosincrasia costera de Colombia. Y justo cuando creíamos que el coqueteo de la familia, en su versión masculina, provenía de este límite del Mar Caribe, mi tía Becky nos arrebató el sueño sudamericano y, sin mucha documentación, brindó en nombre del abuelo judío que nos hacía "paisanos".

Versiones y desmentidos, fuera lo que fuera, mi abuelo tenía para todos. Él era lo que queríamos que fuese. Yo pude tildarlo de bolchevique y lo habría aceptado a cambio de un abrazo. Su placer estribaba en alegrar a todos y su regocijo personal lo experimentaba a solas. Cuántas fiestas en la planta baja, cuánta satisfacción en el viejo de lentes, recostado junto a sus libros en el piso de arriba. Preparar festines y no probarlos fue su especialidad.

A las 5 de la tarde, estaban sus hijos reunidos, y porque en su vida la puntualidad fue como el cepillo de dientes, en su muerte también planeó todo con pulcritud y sin retardo. Si bien nadie lo hubiese entendido, para él vivir más habría implicado la primera micra de exceso.

A la mañana siguiente ya no despertó temprano, ya no jugó ajedrez ni puso en jaque a aquel grupo de eruditos y amigos con los que a menudo explicaba el mundo irregular.

A la mañana siguiente (hace justo 20 años) las meseras de los azulejos ya no sirvieron café en la mesa inmediata al muro de la entrada.

24 comments:

David el Terrible said...

Mira Inphi, estos asuntos te salen muy bien, pa que te digo que no, si sí? Entrañable recuerdo de tu abuelo y seguramente de toda tu familia podrás decir cosas similares. Nunca pierdas esto, nunca.

Es una orden mamador!

Olis said...

Está INCREÍBLE Inphi...recuerdas a tu abuelo con harta nostalgia...y lo mejor de todo es que tienes un vívido recuerdo de él. Ojalá yo tuviera así del mío! Muy lindo...muy poético!

Lucas Carrabias said...

Entiendo perfecto. Sólo dos veces he conocido de cerca esa sensación. La primera fue con mi bisabuela, quien murió rondando los 100 años. Tuve el privilegio o la osadía de ser quien pusiera la sábana sobre su cuerpo pues nadie lo hacía.
La otra la vivo ahora, mi abuelo materno parece haberse cansado de enseñarnos a manejar, de brindarnos nuestro primer tequila o de las largas discusiones políticas que sosteníamos.
Ahora sólo pedimos que encuentre pronto a quien seguir enseñando cuando trascienda este mundo.
Abrazo

Anonymous said...

NO INVENTES, ESTÁ LINDISIMOOOOOO

Flais said...

Que te puedo yo decir, ahora me encuentro esperando lo que nunca quisiera esperar, la despedida de mi abuela. Me da gusto saber que lo recuerdas de esa manera, pocos son aquellos que agradecen las enseñanzas de sus abuelos. Un abrazo.

Anonymous said...

Grandes historias se cuentan de éste hombre, pero las mejores las cuenta Carmelita, cuando lo recuerda con la vista perdida e iluminada aún después de tantos años.
Agradezco infinitamente tener a mis abuelas aún conmigo, pero siempre quise tener un abuelo y poder disfrutarlo y aprovecharlo al máximo! Lástima que emprendieron el viaje...
Te Amo, siempre moviendo cosas en el corazón ( si es que de ahí vienen los sentimientos )

Anonymous said...

Me da gusto que no sólo hayas heredado el peinado sino además que eres un humano impecable en todo lo que haces y dices...

Anonymous said...

Creo que lo que hace grandes a los hombres son los recuerdos que dejan entre quienes los conocieron.
Seguro tu abuelo fue un tipazo, un abrazo.

Anonymous said...

yo nunca conocí a los míos: ni maternos ni paternos...y aunque siempre lamente no haberlos conocido, siempre traté de convencerme (no estoy segura si lo logré) que fue mejor así, para evitarme la pena de la pérdida

el tuyo se ve que era todo un personaje, qué padre que guardes tan padres recuerdos!!

Anonymous said...

de lo mejor. Un beso.

Chanfle II said...

Ay los abuelos, los abuelos...

Anonymous said...

Me hiciste llorar

xosean said...

Ya no nos hacen como antes. Pero la buena madera da buenos pies, está comprobado.

Anonymous said...

Te mando un abrazo. 'El Bolchevique' que todos hubiéramos querido tener...

Anonymous said...

Después de leer, gracias.

Anonymous said...

ME QUEDO SIN HABLA CUANDO MI ADORADO LUIS, RINDE TRIBUTO Y MEMORIA AL HOMBRE MAS EXCEPCIONAL QUE CONOCI.

CON ESTA NARRACION ME DEBATO ENTRE EL RECUERDO DOLOROSO, LAS LECCIONES QUE DAN VIDA Y TAMBIEN, SI TAMBIEN EN EL ORGULLO PATERNO POR TENER UN HIJO TAN MARAVILLOSO COMO LUIS.
( EN MUCHO ME RECUERDA AL ABUELO RAMON )

Anonymous said...

Mejor no podía haber sido descrita la personalidad y las virtudes de mi abuelo, que como mi primo lo ha hecho. Yo tambien ya he manifestado en blogs anteriores mis recuerdos y vivencias tanto personales como en familia con mi abuelo Ramón. Sin duda la más nítida y una de las de mejores recuerdos, aquellos desayunos dominicales que durante más de 10 años nunca dejaron de llevarse a cabo. Cada día el recuerdo y el imaginar como hubiera disfrutado a sus bisnietos, me hacen confirmar que su partida llego mucho antes de tiempo y que su presencia, sus consejos y su amor, nos hubiera hecho mucho más integral y completa nuestra vida. Todo mi amor y cariño donde quiera que te encuentres Mon.

Anonymous said...

Estabas chico, pero ya tenías mucha noción de lo que pasaba.

Anonymous said...

no te digo que cada que sale tu blog es como cuando esperaba el nuevo numero de memin pinguin, en cuanto lo veia en el puesto de revistas lo compraba.

está muy bueno éste, cabron.

Anonymous said...

Gracias por compartir tus pensamientos. A tu abuela le hicieron recordar momentos muy dolorosos para ella pero al mismo tiempo recordó la versatilidad de esa gran personalidad de esposo, padre, abuelo, bisabuelo y amigo, gran amigo de la vida y sus riqueza.

Anonymous said...

querido luis...

dicen que nada son casualidades sino causalidades...

leo tus letras sentada sobre la cama que fue de mi abuelo...

sobra escribir todo lo demás...

un abrazo
olivia

Anonymous said...

Estoy en el trabajo y no pude evitar llorar y tengo un nudo en la garganta, por lo que escribiste de Mon. Está muy bonito.

Anonymous said...

Luigi,

Gracias por recordar a mi abuelo Mon. Yo estaba muy pequeña y recuerdo con tristeza ese día...en mi memoria fue un día gris y recuerdo mucho a mi mamá...conteniéndose para hacerse la fuerte. Años más tarde me doy cuenta la falta que me hace la sabiduría de Mon. Pero Mon, donde quiera que estés, sé que estás orgulloso de tu familia. Te amo Mon, espero verte algún día, donde quiera que estés.
Gracias Luigi.

Alexati said...

ay mi abuelito, me hubiera gustado muchisimo conocerlo,mi papa me cuenta lo que haria si aun estuviera vivo y a dodne mellevaria, ojala lea y yo hubieramos tenido mas tiempo de conocerlo pero me siento bien de que nos conocio de bebes, yo siemprelo recordare con mucho cariño

ojala hubiera podido ver unas de mis exposiciones, me hubiera encantado
tqm