Monday, March 24, 2008

1983


Uno de los grandes recuerdos en mis casi 30 años le pertenece a mi abuelo y a la vez se liga con una faceta desconocida de la niñez: yo fui director de orquesta a los 5 años.

El concierto constaba de dos piezas de tres minutos cada una y fue organziado por el glorioso Jardín de Niños Sol, mi primera escuela. No sé a quién se le ocurrió distinguirme del resto de mis amiguitos para manejar la batuta desde lo alto de un banquito, pero desde días antes mis padres, en su versión de casados, se encargaron de comprarme el mejor gel y un esmoquin impecable para convertirme, por vez primera, en pingüino.

Lo que a continuación se escribe fue sacado del testimonio de ciertos evangelistas de la familia, pues es obvio que mis recuerdos de 1983 son vagos.

Al llegar el día del recital, mis padres me tomaron una fotografía (ya ataviado con el traje y el moño) en nuestro entonces departamento. La amarillenta copia de esa imagen duerme en uno de los cuadros con que mi madre decoró la pared que da a su recámara, y forma parte del tesoro de una familia que, sin estar, sigue siendo.

Tomada la foto, partimos en el VW naranja de mi padre rumbo a una calle junto a un parque, donde se levantaba imponente mi jardín de niños. Años después, esa estructura de colores equivaldría al tamaño de un aula magna de mi universidad. Signo del abatimiento de "los años viejos" y del éxito de mi padre en beneficio de nosotros, sus hijos.

Llegamos al kínder y me despedí momentáneamente de mis padres, consciente de que en nuestro próximo encuentro los miraría desde lo alto de un banquito de 30 centímetros, en el centro de una rueda de pequeños músicos y empuñando la batuta al estilo de Luis Herrera de la Fuente, director predilecto de mi papá.

Cumplida la hora, salí a escena e hice la caravana a los cuatro puntos cardinales que la maestra me encargó una y otra vez. Además de mis antecesores, mis abuelas Esther y Carmela, mi hermana Lawrence, mi tía Laura, mi abuelo Ramón (el mejor peinado que he visto en mi vida) y mi tío Ernesto, entre otros familiares, aplaudieron con ese ahínco con el que al aludido se le acumula el nerviosismo.

Hay instantes en la vida cuyo grado de perfección es tal que sólo están destinados a la catástrofe y fue justo esa dimensión de ironía la que me hizo dar un manotazo al aire en la segunda pieza y sufrir un desbalance. Al momento de decidir con qué parte del cuerpo caer, preferí salvar la nariz y me fui hacia atrás. La nuca primero, luego las piernas, finalmente... la mofa.

Lo seco del golpe ayudó a evitar la humedad del llanto, y así me disfracé de valiente adolorido (los evangelistas cuentan que no hice mueca alguna). Esos segundos de rodillas parecen ser eternos y uno desea ser un trozo de pavimento y no brotar otra vez, pero entonces sentí un jalón en el brazo derecho y ahí estaba él. No sé cómo, pero mi abuelo Ramón, al tiempo que me puso en pie, lanzó a todos una mirada suficiente para que cesaran las risas. Sin dejar de amenazar a la multitud con las pupilas, acomodó el banquito y me ayudó a subir en él. Mi único recuerdo firme de aquella tarde es lo que me dijo: "Ya estás arriba; empieza otra vez".

Cinco años después del recital, mi abuelo fue operado sin éxito por un cáncer de colon y los evangelistas que lo acompañaron en la última noche aseguran que ni siquiera en la cama de muerte perdió los surcos precisos de su peinado. Al parecer, tenía dominados los momentos difíciles, especialmente aquellos en los que uno se derrumba en medio de una multitud, ya fuera sobre un banquito en un concierto para niños... o bajo las sábanas en la última noche de su vida.

31 comments:

Lucas Carrabias said...

Intenso y comprometedor. Eso te debe dejar la enseñanza de ser quien levante a alguien y quien fustigue con la mirada a quienes comiencen la burla.
Gran modo de recordar a tu abuelo.

Gabriela Carajo said...

Me hiciste reír y llorar una vez más...
Te voy a decir lo que mi querido Mike me dijo una vez:
"Gaby, las mamás son de hierro, están hechas de otra cosa...". Y seguramente debe venir de un aprendizaje más fuerte y supremo, como el de los insustituibles abuelos, sin quitar el mérito de la madre, porsupuesto.

Anonymous said...

Gran frase, "Ya estás arriba; empieza otra vez". Debo suponer que es una de las citas que más han acompañado tu vida a lo largo de casi 30 años.

Nunca la olvides y empieza de nuevo con la caravana de los cuatro puntos cardinales cada que sea necesario.

Felices "tas".

Ricardo Otero said...

"Ya estás arriba; empieza otra vez", digna de un epitafio.

Anonymous said...

Muy nostálgico. Remontas a un recuerdo que debe uno de los pilares más importantes para tu carácter.

David el Terrible said...

Yo quisiera echar una simple mirada y acabar con las risas de todos. Eso se llama ser imponente. Yo haría lo mismo si viera que se burlan de mi nieto. Todos muy cagaditos, no? ahí está el abuelo y no pedazos, carajo. GRAN POST, GRAN RECUERDO.

Gabriela Carajo said...

Seguramente tu abuelo me hubiera lanzado su mirada inquisidora en mis risas mientras te leía. Pero apuesto que me hubiera perdonado en las lágrimas que vinieron después...

Anonymous said...

"Ya estás arriba; empieza otra vez", me arrancaste un par de lágrimas con esto... esa filosofía deberíamos de tener todos... cada día de nuestra vida.

Anonymous said...

Recuerdo perfectamente el episodio que narra mi primo y de propia voz de mi abuelo el mencionar la anécdota y su reacción de molestia y protección simultánea acaecida de inmediato al suceso. Es grandioso el leer y escuchar todavía con tanta frecuencia, vehemencia, sentimiento, nostalgia y alegría tantas anécdotas propias y de todos los miembros de la familia Carrillo vividas de la mano y en compañía de “nuestro abuelo” a ya casi veinte años de su pérdida irreparable. Si comentara solo algunas de ellas vividas por su servidor, atiborraría de letras y sentimientos encontrados este pequeño espacio de comunicación.

“Abuelito (como te gustaba que te dijera) en donde quiera que estés, quiero que sepas que te tengo muy presente en mi corazón y en cada instante y acto de mi vida, te extraño y necesito demasiado…”

Anonymous said...

luego de caer... de subir... de bajar... de dar vueltas sobre el propio eje...
a veces olvidamos esa oportunidad...
qué bueno que alguien fundamental te lo recordó...

felices casi 30.

Anonymous said...

Ya estás arriba, empieza otra vez... un nuevo post para tus lectores admiradores que ya acumulamos meses de estar al pendiente de tu ascenso en estas artes.

Anonymous said...

Enorme maestro eres grande!!!!

Anonymous said...

No lo conocí, pero sin duda un gran hombre, mira que generaciones fenomenales, a alguien le tiene que haber aprendido el Dueño de la Fábrica o no?
Tengo varias versiones y creo que te pareces mucho a tu abuelo Ramón, y además eso hace que mi amor por Colombia crezca aún más, ya que se dice que el abuelo venía de esas tierras.
Marido, en verdad que eso es algo que queda muy bien con lo siguiente:Llora, pero también ríe. Cae, pero también levántate. Equivócate, pero reconoce lo que hiciste. Nunca pierdas la esperanza ni la ilusión, porque el se humano sin esperanza se pierde y sin ilusión se muere...
Gran amor, grandes historias llenas de sabiduría, que sería de éste mundo si esos grandes hombres llenos de experiencia como lo son los abuelos.
Te Amo!

Anonymous said...

mi abuelito, ayy ahorasi quiero llorar, si lo conoci pero nor ecuerdo desafortunadamente, el y mis papas son las personas de quien ams orgulloso de siento aunq no lo haya conocido, estoy seguro q mi abuelito seria como mi segundo papa por como te protegia a ti, se ve q nos amaba a todos sus nietos

Anonymous said...

Ahh, de ahí fue donde sacaste el peinado perfecto, ya decía yo...

Anonymous said...

mezclar risa y llanto, tu especialidad. besos.

Anonymous said...

Lecciones que marcan nuestra exitencia, aún siendo niños y no seamos capaces de entender lo que esas palabras significan, pero que a lo largo de nuestra vida comienzan a tomar forma... sobre todo, cuando las adoptamos y se convierten en esos grandes pilares de nuestro caracter.
Definitivamente es un gran reto para quienes aún somos "jóvenes" (algunos ya no tanto), por llegar a ser ese mismo ejemplo para quienes algún día sean nuestros nietos y nos recuerden como nosotros los recordamos a ellos... Y quienes aún los tenemos, qué afortunados somos!
Qué estupenda manera tienes para mover sentimientos!

Anonymous said...

Gran historia Carrillo!!! Creo que no sólo heredaste el buen peinado, sino el buen corazón de tu abuelo.
Saludos desde Madrid!

Anonymous said...

LUIGI MUCHAS VECES TE HE DICHO QUE YO QUICIERA TENER LA HABILIDAD PARA ESCRIBIR COMO TU. ME IMPRESIONA Y ADEMAS TU MEMORIA, YO TAMBIEN TENGO MUY BUENOS RECUERDOS DE TU ABUELO RAMON.TQM

xosean said...

Salud por Don Ramón, ya escribe un libro...

xosean said...

Los abuelos ven las cosas en otra perspectiva, con el amor del padre, pero con la única responsabilidad de hacernos felices, mimarnos y ser cómplices... este texto también como si fuera va para Don Juan, a quien extraño

Anonymous said...

Emotivo y simpático. Te soy sincero, ya alistaba un texto lleno de burla por el catorrazo que te has de haber dado, pero me mataste con lo de tu abuelo. Excelente texto.

Anonymous said...

debo felicitarte por esto. está muy chingón.

Anonymous said...

SI, ASI ERA EL ABUELO. SI A CADA UNO QUE LO CONOCIO SE LE PREGUNTARA ALGO DE EL, CADA QUIEN TENDRIA UNA ANECDOTA PARTICULAR, FCINANTE, EMOTIVA Y DIFERENTE, SI, ESE ERA EL ABUELO.
HE DICHO SIEMPRE QUE ERA COMO UN GRAN CUENTO, LLENO DE MISTERIO Y LLENO DE SOPRESAS.
A EL LO DISTINGUIO SU AMOR A LA VIDA, EL ENTUSIASMO PARA VIVIRLA, SUS FRASES LLENAS DE FILOSOFIA Y LECCIONES, LA INTENSIDAD PARA EL HOY.
AGRADABLE CONVERSADOR, HOMBRE GALANTE, BUEN BAILADOR, HOMBRE AUTODIDACTA Y CULTO, IMPECABLE PARA VESTIR, UN GRAN HOMBRE.
NO LO RECUERDO, NO TENGO QUE RECORDARLO VIVE EN MI. ES EL MUNDO DE MIS ANHELOS, EL HOMBRE DE MIS IDEALES, LA REFERENCIA PARA SER. CADA DIA VIVE Y ESTA EN MI. MI VIDA ES CORTA PARA MERECERLO.
GRACIAS LUIS POR RECORDARNOS AL ABUELO.

Anonymous said...

Definitivamente yo me he deleitado con el recuerdo de tu abuelo, aún sin conocerlo personalmente, pero que sin duda, no pudo haber sido mejor descrito, con las interminables charlas con tu papá y con esta manera tan única que tienes para hacerlo. He sabido de lo admirable en su filosofía de vida, siempre tuvo el acierto de la palabra correcta en el momento correcto. Me cuentan de su enorme entusiasmo por vivir, (pero más bién saber vivir, llenarse con los pequeños detalles, ser elegante y galante con la vida, todo a su alrededor merecía respeto y contagiaba con verdad. Realmente tu padre lo tiene presente y sin exagerar, diario lo recuerda, está lleno de él.
En muchos de sus momentos de alegría o de aquellos que contactan con los gustos del abuelo, he visto correr lágrimas por los ojitos de tu pa, llenitos de admiración y añoranzas por aquellas cosas que nunca se dijeron o que dejaron de hacer juntos. Siempre dice como me gustaría que hubiera visto un poquito de esto o de aquello.
En fin, Don Ramón para mí, es todo un personaje y estoy seguro que si lo hubiera conocido me habría llenado de placer compartir algunas pláticas con él.
Y por otro lado, creo que esa huella está grabada en mucho en tí y por supuesto en el dueño de la fábrica. Por eso no hay que esperar las ausencias para decirse lo que uno siente por lo más amado y admirado. En todos ustedes hay algo especial y adoro poder compartir un poquito de eso.
Felicidades, admiro esta pluma. Gracias también por acariciar el corazoncito de tu pa (muy especial en él que lo ama tanto) Gracias.

Anonymous said...

Querido abuelo, donde quiera que estés sabes que siempre te llevaremos en nuestro corazón...

Es cierto cuando decimos que cada uno de nosotros los Carrillo tenemos anécdotas y experiencias compartidas y a la vez distintas para cada uno de nosotros...

Creo que el abuelo MON fue quién nos enseñó a vivir siempre llenos de entusiasmo y viendo por la felicidad propia y de los seres amados día con día...

El recuerdo de mi hermano en el banquillo ha permanecido ahí años y años, la fortaleza inyectada ese día, el ánimo, el apoyo, caray cuantas cosas distinguían al abuelo

Cómo olvidar que a cada uno de nosotros nos consentía con lo que más nos gustaba y a su vez lo escondía en su casa para que nos sorprendiera aún más el detalle, en mi caso los chocolates, amargos por cierto y de ahí mi debilidad

En fin, buena historia hermano, y abuelo donde sea que hoy estés te seguimos amando ...

Anonymous said...

Impresionante como se pueden conjugar tantos sentimientos en un solo escrito....inevitable la risa en el momento de la caida del banquillo ante la mirada de padres y niños...tampoco la tristeza que acompaña al último respiro de alguien tan querido...pero sobre todo la admiración que puede despertar alguien,aun sin conocerlo... ojalá siga existiendo en el mundo más gente como tu abuelo ;)

Anonymous said...

ah, cómo me has hecho reir con eso de que volaste por los aires. este ha sido de los mejores que te he leído.

Anonymous said...

muy chingón lo de tu abuelo, realmente muy chingón.

es un gusto leerte...me sumo a los ya muchos que opinan que escribas un libro...sería algo magnífico y tienes talento de sobra para hacerlo...y sólo el tiempo dirá después, tal vez, que conviertas en el próximo Arturo Pérez Reverte...

Anonymous said...

Gracias por compartirlo. Me hiciste reír ahora que he estado llorando tanto. También me ayuda a verlo desde otro punto... Las enseñanzas y buenos recuerdos que nos dejaron para "empezar otra vez"... Lo disfruté mucho.
Mil gracias Luis, por tus buenos deseos y palabras ahora que se acaba de ir mi abuela.
Lo aprecio y me ayuda mucho.

Anonymous said...

BRAVO!!!

LO SABÍA....ESTÁ EN LOS GENES

UN BESO ENORME !