Friday, April 30, 2010

Duendes


Debe ser una de las travesuras más disfrutables en la vida.

Te despiertas de madrugada por culpa del insomnio, y te quedas viendo a quien sigue entre sueños. La miras, la contemplas a hurtadillas y hasta te acercas un poco para comprobar que no anda mirando por la rendija de un ojo. Compruebas que duerme más profundo que un borracho y, entonces sí, a estudiar el rostro con todo el tiempo del mundo. Sobran minutos y sabes que podrías hasta bailar sobre su pecho.

Entre las 3:30 y las 4:30 de la madrugada, el mundo es un planeta diferente; tiene otro color, otro aparente espesor, suena distinto y se siente alterno. Te permite convertirte en su amo, porque nadie te habla, nadie te atosiga, nadie te ordena ni te dice qué ver y qué no. Eres único en la inmensidad y miras a través de la ventana para comprobar que las pocas luces del horizonte son las muchas razones para disfrutar el momento. Como éste... hay muy pocos en el mundo actual. Así que a gozarlo. No todos los insomnios son desesperantes.

Me le quedé viendo a ella e invertí mi tiempo provechosamente. Entendí que se le enchueca la cara con la almohada porque nadie la enseñó a dormir con glamour. Atestigüé que la pose mamuca la dejó guardada en el clóset y del resto se encargó su cansancio. Es una niña al dormir.

En breve despertará y se dará cuenta de que hay un hueco en la cama. Me dirá algo y volveré al mundo de los usuales que duermen de noche y viven de día.

Pero, a veces, vivir de noche y mirar todas estas cosas de cuerpos quietos, bocas chuecas y respiraciones relajadas... cura.

Colofón: la travesura sólo se completa si el duende deja algo fuera de su lugar y si regresa a la cama y logra meterse en las cobijas sin ser sorprendido. Aquí voy.

Wednesday, April 21, 2010

¿No que los niños no lloraban?

Ok, aún no puedo hablar.


Hace pocas semanas hablaba de Lol Tolhurst, el cofundador de The Cure, a quien tuve la oportunidad de entrevistar vía telefónica. Y ahora resulta que me manda un mensaje porque "alguien" lo pudo contactar.


Janett, horrorosa, espanto, culichi... te pasaste. Love ya so fuckin' much.

Sunday, April 11, 2010

La teoría y la práctica


La vida, como una clase de matemáticas, tiene horas de teoría y minutos de práctica. Siempre tarda más la teoría, pero siempre importa más la práctica.

Bendecido y privilegiado a lo largo de mis casi 32 años, yo he contado con esa teoría, pero cristalizada en ejemplos prácticos con mi padre, el cada vez más celebre Dueño de la fábrica, el hombre más admirado por mi adolorida cabeza, mis ojos de necio y mis orejas de elefante, sin duda mi mejor virtud. Sí, por increíble que parezca, siempre le he escuchado. Suelo fallar, pero intento volver a las bases, a los consejos del viejo hoy necesitado de consumir fibra como nunca antes. Difícil misión para el morenito que prefiere una quesadilla derretida del mercado que una caja de cereal vitaminado.

Al ver que mucha de la teoría se ha escapado de mi cabeza quizá por la edad, los consejos de oro permanecen ahí, y en el peor de los casos, yacen dormidos en muchos de mis escritos, en los cajones, en la computadora o apuntados en una servilleta. No se han perdido. Sobreviven, perduran y respiran.

Mi padre ha sido un toro durante más de 60 años, ha embestido en el ruedo y ha descansado sobre la tierra, siempre vigilante, siempre velando, siempre con una oreja en la almohada y la otra atenta al mundo, a nosotros. Ha sido duro de día, pero blando y tierno de noche.

No lo niego, desperté esta madrugada entre lágrimas. Vi la persiana que se dividía en dos partes, un antes y un después. Y lloré más. No, papá, no lloro por miedo al futuro, de hecho, el futuro ha llegado y estamos sobre él, montados, en pleno, se mueve mucho, pero lo gozamos, lo padecemos y lidiamos con la bestia. A veces es mansa, a veces enfurece, como todo.

Lloro porque te amo. No porque te necesite, sino porque me hace falta gozarte. Más que el consejo de vida, requiero discutir contigo el partido de futbol. Más que la encomienda o la reprimenda, requiero tu risa, requiero un cómplice en las bromas. Más que dejarme acariciar por ti, prefiero vacilarte. Más que las palabras en cada llamada, requiero el sonido de la voz que en automático sana. Más que mostrarte nuestra calma como hijos, requerimos tu tranquilidad como padre.

Los deberes están cumplidos, y quien te necesita en verdad, no se basa en el "para", sino en el "por". Por quien eres, y no para lo que estás. Tu mejor tú, por inverosímil que te suene, es sin corbata. En la teoría, la mitad del mundo te admira y la otra mitad te ama. En la práctica, la mayoría te ama.

Hoy te lloré papá... supongo por lo tanto que he reído contigo. Tu teoría me pediría no llorar, pero en la práctica somos tan sólo semejantes.

La única diferencia entre padre e hijo, quizá, es que mientras ninguno lo muestra, ninguno deja de ser bravucón y ninguno evita despertar de madrugada, yo sé escribir mejor que tú, aunque tú sepas hablar mejor que yo.

Cada quien lo suyo. Lo dijiste tú... alguna vez. Tú sabes dar... y yo he sabido recibir. Tú sabes hablar... y yo he sabido escuchar. Así que vive tranquilo.

Y, por favor, si quieres regalarme algo de cumpleaños, come fibra.