
Una vista majestuosa desde Port Imperial, un viaje inolvidable, un aire gélido y rico, una caminata a ese puente escondido en Central Park, un karaoke desafinado, una desvelada desaliñada, una fumada sabor uva, una perla misteriosa, un paseo por el Soho sin Soho, una cena fantástica, una cámara roja, un trayecto en claustrofobia, un taxista comodino, un perro en tres patas, un viento que corta el aliento, un colchón en el piso, una guitarra sin usar, una primicia musical, una mezcla de negros y rojos, una alfombra quemada, una gripa entercada, un pozole neoyorquino, un hotel en Greenwich, una charla de 11 minutos, un autógrafo feo, una disputa por la cuenta, unas quesadillas nerviosas, una obra con sombrillas, unas alitas exquisitas, un anfitrión sin igual, una norteña encendida, una morena risueña y un sueño largamente esperado... finalmente cumplido.
Llega la última noche en Nueva York.....