Tuesday, January 25, 2011

Techo


El desenlace de 2009 parecía un espiral hacia el infierno y en verdad la pasé mal. Equivocación tras miseria tras desliz tras debacle tras un falso renacer. Un mundo deshecho y entercado en lo que no tenía perspectiva.

Anoche, no tantos meses después, me sentí más fuerte que nunca... con el mismo cuerpo, las mismas manos y el mismo Dios. Supongo que cumplí aquella fantástica máxima de Into The Wild que implicaba que lo más importante no es "ser fuerte", sino "sentirse fuerte". Y bien, eso fue. En ocasiones y sin aviso llega el día en que el esternón es un roble y los ojos observan en línea recta, como si estuviesen a punto de lanzar rayos. Sucedió ayer y a poco estuve de convertir en polvo los edificios que me quedaban en rango y distancia. Con la mentada sonrisa me tragaba esta rebanada de planeta.

Desde el sexto piso, el último del edificio, me sentí arriba en altura y esencia. No busqué la luna porque con lo visto era suficiente, estar encendido no requiere luces, estar a tope no implica motivos. Se notan en pleno las diferencias entre ser y estar.

En uno de los cuartos contiguos colgaban una sobre otra junto a otra y debajo de otra casi 30 charlas con mis personajes y bandas favoritas, con quienes he hablado de 2008 a la fecha. Ambición más que proeza. Aventura más que ocurrencia. No he recibido ayuda, me lo he construido yo solo. Es un muro hecho con mis locuras y obsesiones más rítmicas y anheladas que guardaré hasta viejo. Cada que las miro experimento dos sensaciones: la mía y la de mi orgullo. No me culpo en aplaudirme, todos lo hacen (mi culichi argumenta que me vendo muy bien), y ahora más que una de mis más soñadas entrevistas podría cristalizarse en febrero.

Y en la otra habitación... mi mayor orgullo, sí, la damisela que sí es proeza pero ante la bendición que llegó de modo inesperado en la hora más oscura, la madre de mi bebé. Desteñida por el cansancio de un lunes que, además, no considera el andar con dos cuerpos al aire, me sigue deslumbrando a cada instante. Si mi bebé duerme en su interior 16 de las 24 horas, eso no resta peso ni agotamiento, pero tampoco ternura. Por eso la miro hermosa, refulgente, coqueta, blanquecina e inacabable. La esfera que le brota del vientre es la cápsula en la que ha llegado mi astronauta, proveniente de una galaxia en la que su madre y yo nos volvimos padres de golpe al tocarnos apenas por segundos para crear vida por años. Inconsistencias matemáticas.

Sentirse fuerte, sentirse fuerte. Una noche de lunes en la que los únicos nubarrones han volado muy lejos de acá.

Dios da, Dios sabe.

Wednesday, January 12, 2011

Chanfle II


"Y aquí le vamos a dar un premio al que inaugure históricamente la sección de comments de The Corridor. El Chanfle, gracias. No hay mejor pretexto para inaugurar un blog, que no tenerlo. Es lo más auténtico. Ya verás Inphi que poco a poco saldrá la eyaculación espiritual".

Y sí, mi hermano Chanfle II escribió esto el 11 de noviembre de 2006. Poco antes él me había conminado a iniciar mi propio blog. Y más de cuatro años después, el corredor aún vive. Tenía razón el de la barbita.

Al compadre lo conocí en los albores del milenio. Supongo que cuando yo reporteaba y mis primeros modos de dirigirme a él era para pedirle que me llamara y me tomase "adelantos" (lenguaje periodístico, nada sideral). Posteriormente, mis recuerdos abundan en las risas que desatábamos ambos en la sección de deportes. Muy pronto nos volvimos amigos. Y pronto lo trasladamos a una versión de hermandad tácita. Destaco los consejos, pero más las bromas. No era desmadre, era alegría. Algunas amistades así son... pura alegría. La que tengo con Chanfle es eso: un bienestar de tiempo completo.

No obstante su franqueza y su ser frontal cual tiburón que se estrella con la jaula del buzo, en poco más de 8 años solamente una vez me externó algo que le molestó de mí y una sola vez hice lo propio con él. Eso habla de las escasas impurezas de un lazo en el que el habla y la escucha se entendían tanto como el gel y la barbita. Cada uno su sello. Y contra el encanto no había que pelear. Mamadores al 100 por ciento.

Pese al vínculo alegre y con forma de quecosaedro, muchas horas las dedicamos a bien filosofar, aunque siempre fue preferimos mal filosofar. Sin estupidez no funcionaba la elucubración, sin tema femenino tampoco, pero eso sí, a un enunciado deportivo correspondía una disertación musical. Y yo me sentía escuchado, y qué más agradece uno hoy día que una oreja atenta y auténtica.

Algo que siempre le admiré es que exprimía el mismo acento para narrarme su último acostón como para tomar la palabra la noche en que velaron a su abuelo y cautivar a todos con un discurso que exponía las entrañas y pulverizaba frivolidades sin sonar pretencioso ni vacilón. Era su corazón hablando y nosotros latiendo alrededor. Nunca ha cambiado ese modo, esa templanza. Sus berrinches son otra cosa y todos los tenemos. Pero en el terreno, en la lucha y en la grada, siempre ha sido el mismo jugador. Aun saltando ante The Strokes que gritando frente a Héroes o Arcade.

Ha sido padre de su hermano, lo que no todos aceptamos ser. Ha sido esposo de su madre, lo que pocos podrían. Ha sido hijo de su abuela, lo que a muchos desesperaría. Y, a título personal, ha sabido ser mi amigo menor, aunque me saque una cabeza de estatura. Me ha brindado el privilegio de que yo hable y él escuche por la mera diferencia de edad y no ha mostrado deseos de atravesar épocas ni edades. Él es de su edad, a su edad, de su tiempo y a su tiempo. Con mil facetas porque su vida lo ha exigido, pero de una sola pieza... como los hombres auténticos de pies a cabeza.

Mañana se va del lugar en que lo conocí y todo parece indicar que echaremos una última comida estúpida. No es que nos dejemos de joder en el futuro, pero al menos eso sí sucederá en el terreno en que pretendimos amistad y obtuvimos hermandad. En el trabajo nos vinculan de un modo casi Chómpiras-Botija, afuera somos más habituales, más usuales, menos especiales, más normales. Aquí somos, allá afuera estamos.

En fin. Siendo o estando, cuentas conmigo, mamador. Te deseo éxito U.N.I.C.O. y bienestar de tiempo completo.

Ya verás que seguirá saliendo la eyaculación espiritual.

Monday, January 3, 2011

El astronauta


La foto es del 31 de diciembre de 2010, aproximadamente a las 8:40 de la mañana.

Con escasos 320 gramos, movió su brazo, dobló su manita y en cierto presumimos que estaba chupándose el dedo, aunque es probable que haya enviado alguna otra señal que no comprendimos desde la cabina en Tierra. La imagen había sido rotada por los técnicos que organizaron el contacto con aquel mundo, ya que en realidad nuestro bebé estaba de cabeza y orientado hacia la espalda de su mamá. Un completo astronauta. Tenía que ser mi hijo, tenía que llevar mis locuras en los genes. Tenía que comenzar a volar desde pequeño.

Una señal de la vida en su apogeo, un regalo de Dios para culminar el año que empezó siendo de mera reconstrucción y terminó siendo de consolidación en muchos sentidos. Cuán sabio es Dios.

Para qué explorar el universo y buscar galaxias detrás de las galaxias... si dentro de uno puede hallarse algo infinitamente más bello, más enternecedor, más perfecto.

We're flying high, we're watching the world... pass us by...