Friday, August 21, 2009

La gira testamentaria de Cohen


Igual en anfiteatros que alojado en explanadas al aire libre, Leonard Cohen inicia los conciertos de su gira actual con "Dance Me To The End Of Love". Y desde los coros femeninos encabezados por Sharon Robinson, ya se percibe un espectáculo distinto.

Ataviado con traje, borsalino y sin corbata, todo lo gangsteril de su imagen se dispersa con la primerísima señal de agradecimiento al público: antes de cantar, el viejo ojos de iguana de 74 años se arrodilla y se despoja del sombrero para ponerlo contra el pecho. Todo... al estilo de los amantes de antaño (dije amantes, no esposos), esos sabiondos en el arte de amar hoy, pero ya no mañana.

Y eso es Cohen, el septuagenario que enamora de lejos porque de cerca no funciona; el hombre atómico y atormentado que se acuesta con varias, pero que no despierta con ninguna. Sus infidelidades y su música tuvieron un efecto proporcional en sus mujeres. Por cada engaño perdía una en la cama; por cada verso recuperaba 100 en la radio.

Salpicar de felicidad las letras no es lo suyo, aunque sobre el escenario se le nota más pleno que nunca. Hace al menos dos caravanas por tema y hasta corre al camerino dando brinquitos como el niño que fue antes de siquiera imaginar los acordes de "Suzanne", la primera de todas, inspirada en Dolly Parton.

"Gracias, queridos amigos, por vuestro cálido recibimiento y por el privilegio de tocar en este mágico lugar", saludó hace días durante la escala del tour en el bosque de Castrelos, en Vigo.

Queda claro que, con los años, la hondura de su voz se ha hecho más grave. Y aquella loca idea de que podría aproximarse a los agudos, supuestamente necesarios en todo cantante que se jacte de ser "gigante", es un mito. Cohen es grave y para los graves. Ante ellos, es un mesías eficaz y experto en provocar un mutismo sobrecogedor. Los desahuciados son su mercado primario.

Irónico es que este hombre que arrasa hoy con todo estadio, es el mismo que quedó en la orfandad de los sellos discográficos hace 25 años. Y más extraño aún es que en 1980 se le tildó de "anticantante" venido al universo de la música porque era incapaz de ser poeta. Pero Cohen pegó en todas direcciones y hoy... es un gigante que canta y declama enronquecido en un mismo recital de casi 3 horas a cambio de 130 dólares (en las butacas de mayor costo). Sí encorvado, sí avejentado y sí en el último tramo. Pero gigante.

Tras 15 años de ausencia, se embarcó en esta gira gracias al desfalco de su ex agente y amiga, Kelley Lynch, quien dio al traste con el fondo que reservaba para asegurar su retiro definitivo. Maniobra que le desquició por el saqueo de 5 millones de dólares. Pero maniobra que también le colocó una última vez ante sus fans. Destinos musicales, avatares novelescos.

Ya con un Dvd que recoge una magistral velada en Londres, el tour debió culminar a mediados de año, pero Cohen, sin comerlo ni beberlo, ha sido requerido por más tiempo, así que noviembre está marcado como mes del adiós. Tal como en sus letras, dice no poder más.

El último concierto de su vida, que seguro comenzará con "Dance Me To The End Of Love", será el 13 de noviembre en California... y no veo forma de estar ahí.

Habré de recordarlo como el show testamentario que nunca pude ver.

Tuesday, August 18, 2009

Historias de Nueva York (El diente de Mateo)


Así se lee el boleto electrónico de ida a Nueva York, con fecha de 29 de julio:

29/07 - Continental, CO 1741
Desde: México DF (MEX)
Salida: 09:05 AM
Hacia: Nueva York (EWR)
Llegada: 03:04 PM
Escalas: 0
Tiempo de vuelo: 4 horas, 59 minutos
Asientos reservados: 2
Estado de la reserva: Reservada y confirmada
Código de confirmación: DCCO*BFNCP
Comida: Brunch
RECONFIRM ALL INTERNATIONAL FLIGHTS


Subrayando una vez más que el tiempo de vuelo estimado será de 4 horas y 59 minutos, la intención de mi norteña y mía es una sola: dormir. Si acaso, despertaremos para el refrigerio que, aunque suele ser un batidillo de una cosa verde, otra sospechosa y un pastel de chocolate de antier, todo mundo termina empacándose.

Minutos antes del despegue, encontramos nuestros lugares: asiento 17F (Mara apaña ventana) y 17E (yo no apaño nada). Muy bien, en el 17D está una güerita llamada Jennifer cargando a su bebé de 9 meses, llamado Mateo. Yo twitteo lo siguiente: "Chale, 5 horas de vuelo... y un bebé junto a mí".

A tiempo despegamos y yo ni enterado porque ya estoy roncando. Pero lo increíble es que el chimuelo Mateo nos deja conciliar el sueño, el chimuelo Mateo nos permite soñar de lo lindo por largo rato y el chimuelo Mateo nos deja despertar tranquilos cuando se anuncia que el avión ha iniciado el descenso y se acerca a Nueva York. O sea: el nene... una completa lindura. No tiene idea de las lágrimas ni del berrinche, mucho menos de las pataleadas.

Pero, oh problema: "Estimados pasajeros, les habla el capitán (se las da de muy acá porque tiene voz de Sean Connery). La torre de control del Aeropuerto de Newark me informa que debido al mal tiempo y a tormentas eléctricas, deberemos permanecer en el aire hasta que se nos permita descender". Esto no suena tan grave, pero después de dar vueltas y vueltas durante una hora, la gente empieza a desesperarse y a querer tirar mordidas (me incluyo). Volteo a mi izquierda y el chimuelo Mateo me sonríe.

Viene el siguiente anuncio del capitán... y que nos mandan a Washington. Jennifer avienta un "Fuck off" y yo su equivalente en mixteco: "Me carga la verdolaga". Mara está encabritada, un noruego se pelea con su esposa mexicana, y el buen Mateo... sereno, haciendo bombitas de baba.

Aterrizamos en Washington, observamos durante una hora el paisaje (de este destino no deseado) sin aire acondicionado en el interior del avión hasta que finalmente el capitán nos informa que volaremos a NY. Pero 5 minutos después, nos dice que siempre no, que el clima no mejora, así que nos bajan a la terminal, pasamos por la siempre molesta migración y aquí estamos: tragando pizza y más pizza de peperoni cortesía de Continental, en la sala de espera #29.

Jennifer está molida al igual que nosotros, mientras que el chimuelo Mateo sonríe. Pasan los minutos y cierran la tienda de donas y la de revistas; empezamos a creer que pasaremos la noche en Washington. El colmo es que acumulamos ya 15 horas desde que llegamos al Aeropuerto chilango para empezar toda esta mierd.... aventura.

Por fin, a las 11 de la noche locales nos avisan que podemos abordar el (mismo) avión, con los (mismos) asientos y la (misma) idea de llegar al mentado Aeropuerto de Newark. Al parecer, el clima ciclónico ha dejado de joder a Nueva York. Lo que me requetecaga es que, apenas nos sentamos, nos hacen el favor de repetir las instrucciones de seguridad. Qué puntada. Más seguro será que volemos ¡ya!, antes de que por el hartazgo nos volvamos caníbales o armemos una orgía de macanazos. A estas alturas, la porra de sol se quiere ir contra los de las butacas de sombra, y hasta las aeromosas andan con el maquillaje traqueteado y el escote escondido.

Y así, levantamos el vuelo, conciliamos el sueño de nuevo y una hora después... ¡aterrizamos en la mojada pista de Newark! Siempre dije que soltar el aplauso en un aterrizaje es naquísimo, pero en esta ocasión me vale, me uno a la banda.

Y mientras finaliza esta kilométrica aventura de miér... coles, el aplauso de todos coincide con una nueva carcajada del chimuelo Mateo, a quien, oh sí, ¡se le ve su primer diente! ¿Tanto hemos demorado?

A sus escasos nueve meses (más 16 horas), Mateo está a punto de ser declarado oficialmente cool.

Monday, August 10, 2009

Historias de Nueva York (Calcuto)


A las 2:50 de la madrugada, sobre la E 14th St. de Nueva York, tres individuos salen del Beauty Bar, paran un taxi, suben y cierran la puerta del auto conducido por un inmigrante de India (específicamente de Calcuta):

- Inphi: Mario's place, please.
- Taxista: What?
- Inphi: Mario's place!
- Mareada: (Risas).
- Mario: We are going to West NY, New Jersey, please.
- Taxista: New Jersey?
- Mario: Yes, West NY, New Jersey.
- Taxista: But that's New Jersey (inglés con acento de verdulero de Calcuta).
- Mario: I know!
- Taxista: But, but... that will be.... (se queda pensando en el monto con instintos de predador).
- Mario: It's 40 dls. plus tolls, man. That's it. (Luego voltea hacia nosotros y nos dedica su castellano aseado) Me cagan los pinches taxistas, pero más los hindúes, siempre se hacen pendejos para cobrarte más.
- Mareada: (Risas).

Tras minutos de silencio, nuestro taxi driver empieza a perder la calma de nuevo.
- Taxista: I was wondering how many miles are from the Lincoln Tunnel to your address...
- Mario: One mile.
- Mareada: I wanna get down.
- Taxista: What?
- Inphi (Cantando desafinadísimo 'Wrong', de Depeche Mode): I took the wrong road that led to... the wrong tendenciiiiies. I was in the wrong place at the wrong time.
- Mario: Qué buena rola Luisón, una de las mejores del concierto.
- Mareada: (Ya en castellano desesperado) Me quiero bajar.
- Taxista: Is she Ok?
- Mareada: Me quiero bajar... ¡ya!

En una calle cuyo nombre no recordamos, Mareada pasa segundos complicados. Inphi ayuda lo que puede. Luego, ambos regresan al taxi.

- Taxista: Is she Ok?
- Inphi: Yes, she's fine. Take us to Mario's place. It's at The Landings apartments.

Después de pasar el Lincoln Tunnel que une NY con NJ, el calcuto se pone loco por tercera vez.
- Taxista: This is too far, man.
- Mareada: (Risas).
- Mario: What?
- Taxista: I said we're going too far!
- Mario: So...?
- Taxista: This will cost you more (si lo pronuncio como él, sería algo así como... Dis gual cos yu mort).
- Mario (ya en hemorragia de enojo): Look, man, if you read your fuckin' book, you'll see this should be 35 dollars plus tolls!
- Taxista: But you said it was just one mile after the Lincoln Tunnel...
- Mario: Yes, it's one mile!
- Taxista: No, this is more than a mile...
- Mario: Drive!... Or what? You want us to walk?!, you want us to walk?! (Mario ya está en fase de asesino potencial bajo el lema de "We gotta protect America from terrorists"). Tell me!, do you want us to walk?!
- Mareada: Nooooooo!
- Taxista: Easy, man (y detiene el coche el mugre taxista).
- Mario: You're freaking me out!!!!!
- Inphi: Chale, este morenote va a sacar una resortera y nos va a matar.
- Mario: Drive!, I'm telling you to drive. I'm paying you so you gotta take us wherever we want.
- Taxista: Yes, but I'm just saying this is too far.
- Mario: I don't care! Take us there right now! (Luego se dirige a nosotros): Pinche imbécil, de verdad me cagan los hindúes.

Unos 500 metros después, nuestro taxi se detiene en The Landings, pagamos y al hindú se le ocurre comentar lo siguiente: "Ouuhh, The Landings apartments. I've been here before. I thought we were going somewhere else".

En India, por lo visto, también hay mamadores.

Tuesday, August 4, 2009

Historias de Nueva York (A oscuras en el Madison)


Ya es martes, 3:33 de la madrugada en el departamento 1333 de The Landings, del otro lado del Hudson River.

Mario prepara unas alitas de pollo y Mara ya apañó cama. Yo veo Manhattan desde el ventanal de la sala y estoy a dos minutos de morir. Decir molido es poco, decir borracho es demasiado.

En gran parte, hemos invadido Nueva York para ver los dos conciertos de Depeche Mode en el viejo Madison Square Garden. Y hoy ha concluido la primera noche. Mágica, por cierto. Larga, y perfecta. Boletos de privilegio en piso, sección 6, fila K y, por si no fuera suficiente, Mara se ha escapado 75 veces hasta la rejilla de seguridad para disparar fotos de envidia de Gahan, Gore y Fletcher.

Y lo hemos logrado. En los tiempos duros en los que muchos discurren y sufren, tres locos nos reunimos para desatar días con acento. Qué importaron las dos cervezas que tiré sin querer, o la tercera que nos robaron unos hindúes mientras cantábamos desafinados. Habemos los que no dejamos de tener cruda la cabeza y seguimos tensando músculo en la noche menos pensada. Por eso elegimos ésta. Y ha salido bien, realmente bien. Nos aplaudimos.

Del setlist, ¡que por cierto conseguimos entre los 20,000 que lo deseaban!, Mario eligió "Walking In My Shoes" (memorable), Mara se quedó con "Home" (fantástica) y yo oscurecí a placer con "Stripped" (mía, siempre mía).

Nos acabamos las cámaras, sacamos dos videos y con una inolvidable versión a dueto de "Waiting For The Night", Depeche nos despidió entre alaridos a las 11 PM. Pero Mario tenía otro plan...

Con las playeras del concierto encima (y una extra que nos encontramos en el piso), un taxista de pésimo humor nos dejó en el Beauty Bar a cambio de 9 dólares. "He ido a muchos antros mamones, pero éste es mi lugar favorito en NY; la música no tiene madre", nos dijo Mario. Y ciertamente la música no tenía madre.

Vodka y whisky, videos ochenteros en una pantalla gigante y un salón de belleza de día que se hace un bar increíble de noche cerraron esta jornada de largo alcance. Una pareja de veteranos que se cachondeaba a metro y medio de nosotros fue ya el merengue, porque de verdad se cachondeaban sabroso, con sudor, pasitos cortos y buen baile. Cachondeo chingón.

Acabados, pero regresamos con vida. Flaqueamos, pero la armamos, y esta noche de martes nos espera otra vez el Madison con todo y esa banda que entre más oscura... más brilla.

Lo dicho. Lo logramos... y de a tres.

SETLIST
In Chains - Wrong - Hole to Feed - Walking in My Shoes - It's No Good - A Question of Time - Precious - Fly on the Windscreen - Little Soul - Home - Come Back - Policy of Truth - In Your Room - I Feel You - Enjoy the Silence - Never Let Me Down Again

Stripped - Master and Servant - Strangelove

Personal Jesus - Waiting for the Night