Friday, July 31, 2009

Historias de Nueva York (Los embriones)


Mi norteña aseguró que entraríamos. Yo dudaba cuando supe que el célebre Mercury Lounge estaba sold out para el concierto de anoche. Mara los había oído por mi culpa unas cuantas veces, mientras que yo descubrí a The Veils hace ya dos agostos y me pasmé con la voz de Finn Andrews, un ente atormentado y flacucho que no se permite sonreír demasiado.

Cuando unos holandeses que hacían fila se percataron de que habían comprado dos boletos extras por no entender el "inglés gringo", Mara volteó a verme con emoción. Yo me le acerqué a los europeos y les di el equivalente a su error: 35 dólares. Todo listo. Ella tenía razón.

Mi norteña entró primero y pidió una clara a tope de vaso; yo un desarmador que, en el primer sorbo, casi me arranca la cabeza. Ella se sentó y yo permanecí de pie. Tendríamos frente a nosotros tres bandas antes que The Veils, así que a gozar un largo encierro en un cajón de 20 por 20, con un par de sillones incómodos a las orillas y 15 luces de colores primaros. Ahí, un televisor sería una pantalla gigante, y a los claustrofóbicos el cuarto les parecería un entorno inquietante. A mi parecer, exquisito, simplemente exquisito.

Mi mujer clausuró pronto la actuación de los primeros de la noche (tachándolos de roqueritos con un vocalista de voz popera que se presentaron bajo el nombre de The Jaguar Club). Luego, los primeros acordes del segundo grupo, Faces On Film, cautivaron a mi mujer y no la soltaron. También yo les aplaudí. Buenas rolas, merecida ovación. No me dio oso ir por el autógrafo y la dedicatoria para ella. El vocalista, en su sorpresa, hasta fue a conseguirme un plumón. Ternuritas de la etapa de lactancia en la música.

De la tercera banda ni hablar mucho. Unos Auténticos Decadentes en inglés, pero con la cuarta parte de brillo. 100 veces grises, 100 veces alegres.

Finalmente, The Veils apareció pasadas las 11 PM. Para entonces, mi norteña estaba sentada y yo atendí su petición de sentirme libre para acercarme al cuarteto del cual me considero quizá el único fan mexicano.

He de decir que, a estas alturas y tras tantos conciertos vividos, nada me es tan delicioso como ver a uno de mis grupos amados conectar sus instrumentos antes de que apaguen las luces. Cero glamour, cero poses. Tan natural como salir un momento de la sala del show e ir a la barra a ver la mercancía que ellos mismos traen en un auto y que se compone de unas cuantas playeras, copias de sus tres álbumes y una breve explicación de su historia. Lo dicho: amo a los embriones.

Tocando mil percusiones a tres metros de distancia, hicieron de la noche una de las mejores que he pasado en suelos extraños, misma que culminó con "Nux Vomica", un tema frenético que se asemeja a la colisión de dos ferrocarriles.

Los 197 que logramos el sold out aplaudimos y gritamos a sabiendas de que cada alarido sería escuchado de pared a pared. Poco importó perder el último autobús de la 301 que sale a la 1 AM. Finalmente, los 50 dólares que nos cobró el taxi me los había ahorrado en el boleto cuyo bajísimo precio no estoy acostumbrado a pagar por estas banalidades... que me hacen feliz.
SETLIST:
Not Yet - The Letter - Calliope - Pan - The House She Lived In - Jesus For The Jugular - Advice For Young Mothers To Be - Sit Down By The Fire - Three Sisters - Larkspur
The Tide That Left And Never Came Back - Lavinia - Sun Gangs - Nux Vomica

Monday, July 27, 2009

¿Cómo seducir a Carmen Electra?


Hace poco revisaba las noticias en Internet sin frenar: "La represión en el Tíbet es un infierno en la tierra", "Ataque a la reconciliación", "EU intenta atraer a la OTAN a su estrategia sobre Afganistán", "14 muertos en Sri Lanka", "El delicioso caos de Dehli", "Cumbre de millonarios", "Los británicos no podrán ver YouTube", "El dólar, como nunca".

¿Y lo demás?...... (me rasco la barbilla).

Fue difícil encontrar párrafos referentes al sabor del mango de marzo, el próximo cometa que se verá desde aquí o la receta perfecta para una noche sudorosa con Carmen Electra. Casi nadie hace portadas sobre el mejor vino tinto, pocos hablan de los efectos de las líneas del bikini, el hechizo del escote o de "la mejor posición". Menos se piensa en la mágica imagen de un pingüino dormido de pie en Ushuaia.

Tal vez los modos de vibración han cambiado y lo negativo en las noticias se está multiplicando por cuatro.

A veces el mundo parece un par de gafas nubladas por huellas dactilares grasientas.

Wednesday, July 22, 2009

Sobrevivientes


Informe que la ayuda va en camino, que el zarpe del barco de rescate ha sido tan rápido como urgente y que seguirá la ruta interior con marcha veloz.

Diga que se aferren a las balsas tanto como sea posible mientras llega el apoyo. No morirán de frío, no perecerán como la mayoría de la tripulación.

Diga finalmente a esos pocos sobrevivientes que, pese al mal tiempo y la tormenta, éste no es su momento y que tardarán toda una vida... en morir.


Lo mismo pasa con los lazos, esos contadísimos lazos.

Sunday, July 19, 2009

Rondas de keppe y franqueza dentro de un restaurante libanés


Ayer, durante una exquisita comida de 10 horas en el Adonis, la vibra libanesa nos llevó a construir rondas de confesiones y manías.

En mi caso, mientras consumía kilos y kilos de keppe bola, aventé al menos una decena:

1. Siempre que desayuno Froot Loops, dejo al menos 5 aritos morados al final.
2. Soy adicto al escote y me resulta complicado dejar de verlo.
3. Hace 5 años, venía pajareando en el coche y me le embarré a una señora por detrás. Me bajé, le dije que nos apresuráramos a alcanzar "al carro que me había chocado", aceptó creyendo que yo había sido el jamón de una carambola, nos subimos cada uno a nuestro automóvil y, en la primera oportunidad, di vuelta a la derecha. Jamás la volví a ver.
4. El carrusel de caballitos es el juego más temido por mí en un parque de diversiones. Me ha hecho vomitar.
5. Soy fan de Diego Verdaguer.
6. En alguna relación añeja, mi entonces novia me gustaba, pero mi suegra me fascinaba y me hacía cumplir a cabalidad con el segundo punto de este listado.
7. No sé hacer bombas de chicle y por eso digo que no me gusta mascar.
8. Soy extremadamente vulnerable a los ataques de nostalgia y he llorado en 2009 tanto o más que en 1978.
9. Porque estuve dentro de una, siempre que me rebasa una ambulancia, apago el estéreo y, sin excepción, hago una oración por quien está siendo trasladado en ella.
10. Fui fan de Las Gatitas de Porcel, especialmente del fragmento del Señor Carnicero.
Bonus track: Fui a ver a Backstreet Boys dos veces.

En fin, deliciosa tarde que se hizo noche. Deliciosa comida que se hizo cena. Deliciosa compañía que se hizo hermandad.

Monday, July 6, 2009

Hombre azul


La playa es diferente.

Los sonidos son diferentes, el cielo se ve diferente. La cabeza piensa diferente y la sangre corre diferente. La gente que siempre es igual, ahí es diferente.

Por eso el hombre azul es diferente. Es un vagabundo con la cara inexplicablemente azulada, rastas involuntarias, el cuerpo apestoso, la facha de pirata y ojos verdes tan brillantes que parecen la ventana encencida de una casa oscura.

Camina dando tumbos como si alguien le soplara de un lado y del otro, pero no se cae. Parece ser igual un elogio a la vulnerabilidad que un saco de piel que causa risa. Porque sonríe y le sonríe a la gente, pero a la vez da miedo y siembra dudas. ¿Dónde duerme?, ¿qué cóme?, ¿qué le pasa si se le acaba la arena?, ¿con quién habla?, ¿dónde lava sus pantalones de manta blanca?

Quienes han hablado con él en Sayulita cuentan que el tipo habla a media voz, su piel es pegajosa y dice haber nacido en la luna y alimentarse de plata. Unos le regalan cerveza, especialmente en épocas caniculares, y él acepta sin dar las gracias. Todos lo conocen, incluso los surfers que llegan de Australia en busca de grandes cuevas de agua, pero casi nadie le habla.

Alguna vez causó problemas, fue perseguido por la policía durante horas, se robó una panga y acabó en el mar. Desde ahí, negoció el perdón a cambio de no volver a molestar mujeres, por lo que retornó a tierra, desatando el relato más entusiasta de esta apacible región. Un poco de energía.

Hace dos días, lo encontramos en la playa. Estaba tranquilo, mirando al mar mientras llovía, cruzado de brazos y silbando casi sin volumen, imperceptible.

Me hubiera gustado saber qué silbaba. Seguramente algo... "diferente".